Simplemente tu

Un paso a la vez.

- ¿Qué pasa? ¿El bebé de la casa está triste? - Me apoye sobre su pecho para dejar un casto beso de buenos días, dada su mirada, podía suponer que llevaba horas despierto - ¿Estás bien?

- Un poco bajoneado nada más, princesa, estaré bien.

- ¿Hay algo que pueda hacer? No quisiera verte así.

- Ya pasará. Me había ilusionado al tener a toda mi familia junta que me había olvidado por completo que mi princesa se iría en unos días - Seco una lágrima que se escapó, acariciando mi mejilla luego - Vos sos lo único para estar bien, nada más.

- Pues en ese caso, pongámonos a trabajar en ello.

Me termine de subir a horcajadas sobre él para capturar sus labios de manera fugaz, su mirada conecto con la mía logrando que mis terminaciones temblaran, me tenía y él lo sabía. Lentamente me acerque de nuevo para saborear ese dulce momento por un tiempo más prolongado, nuestros labios se movían con lentitud, al compás de una canción que solo nosotros conocíamos el ritmo y nuestras lenguas solo avibaban el fuego que sentíamos por dentro. Era el ladrón de mi suspiros y así quería que fuese siempre.

No hacía falta acelerar el momento o dar el siguiente paso, sus besos eran la cura necesaria para acelerar y calentar a mi corazón, era imposible no sentir ese sentimiento con tanta plenitud, un beso podía encender una ciudad entera, con un beso podías sanar, con un beso podías transmitir lo que las palabras a veces no sabían explicar. Y yo especialmente no era buena en ellas, por lo menos no expresando.

Si el necesitaba un alivio, yo sería su antídoto para que esa nube negra pasará.

- Mhm - Se separó con un suspiro acompañándolo - Espera, necesitamos hablar.

- ¿Pasó algo?

- Si. Ayer estuve con Irma ¿Recuerdas? Imagínate que las cosas entre ellos están peor de lo que creíamos. Irma no está segura del embarazo y eso podría traer complicaciones.

- ¿Cómo? ¿Estás seguro de lo que me estás diciendo? - Lo mire consternada, sentándome sobre sus caderas - Necesitamos hablar con ellos, tal ves si...

- No - Sentenció. Y sus manos se movieron a mis brazos para acariciarlos - Hay que mantenerse ausente.

- Charly...

- Amor, si te lo conte fue para que estuvieses al tanto no para que enloquecieras y quisieras salir tras de ella – Suspire resignada, había sido un bonito despertar hasta que Charly me lanzo la bomba en la cara.

- Es muy grave lo que me estas contando ¿Cómo me pides que me mantenga fuera?

- No confundas mis palabras. Lo que pido, es que le demos su espacio y su tiempo para resolverlo por su cuenta – Acaricio mi mejilla, colocando un mechón de cabello atrás de mi oreja – Ellos mas que nada necesitan nuestro apoyo, Irma sobre todo, no que estemos regañándoles e insistiéndole en algo que no esta segura.

- ¿Eric sabe de esto? – Negó – No creo que se lo vaya a tomar bien.

Antes que pudiese decir algo mas, un fuerte portazo nos saco de nuestra burbuja, sin levantarnos a ver quien era, la respuesta llego por si sola y al parecer, también respondía la pregunta que le había hecho a mi novio segundos atrás.

- Te dije que nos teníamos que quedar en Republica Dominicana.

- Cuando queras nos vamos – Lo mire con mala cara a lo que el me respondió con un gesto juguetón. Suspire. Me quedaría escondida en sus brazos hasta que esto pasara. Estábamos bien antes que el drama llegara.