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Capítulo 26: Rebecca Kellermman.

Nuevo capítulo después del largo proceso de edición. Ansiaba mucho volver con un nuevo capítulo y leer sus reacciones. Comentemos y votemos que luego de tanto estamos de vuelta je.

Hélène

Desde que llegué aquí he escuchado historias de "la gran Rebecca Kellermman". Matthew se había encargado de ponerle el listón bien alto, pues me contó en un par de ocasiones  como logró el respeto de todos y cada uno de los hombres de los Könige, e incluso de muchas otras mafias. Y todo con mérito propio.

Yo, personalmente, me esperaba ver una cuarentona de esas que tienen un carácter de perro que no se aguantan ni ellas mismas. No sé por qué, tal vez porque es la tía de Alejandro y de Matthew y me hice esa idea.

Nada que ver con la realidad.

Delante de mí estaba parada una mujer más o menos contemporánea con Alejandro, con el cabello más negro que el azabache y unos ojos marrones que me recordaron a los de Matthew y Rey. Es alta, casi del mismo tamaño que yo. Lleva un vestido negro debajo de un blazer del mismo color y unas botas altas para cerrar el conjunto.

«Tiene estilo», pensé.

Su rostro... no voy a negar que es hermosa. Su parecido con Rey no es mucho, pero sí me percato de que tiene los mismos rasgos faciales de la señora desconocida que está en la habitación así que supongo que debe de ser la madre de ella y, por ende, abuela de los hermanos Kellermman.

Su semblante se mantiene serio, su postura erguida y sus brazos cruzados. A simple vista parece una mujer imponente, de esas que no se andan con juegos y saben lo que quieren. Y solo por eso ya me ha agradado un poco. Digo solo "un poco" porque esta gente de aquí tiende a odiarme, pero al menos por ahora esa es la imagen que me llevo de ella. Tal vez con el tiempo cambie, ¿quién sabe?

-Lo hizo, Alejandro -habla por primera vez, Rebecca-. Nos atacó.

-Pero estás bien, ¿verdad? ¿Y Theo? ¿Y tú, abuela? -dirige la mirada hacia la señora, confirmando mis sospechas. La mujer asiente.

-Todos estamos bien -confirma Rebecca-. Todos menos Rodrigo -traga grueso-. Él murió.

Alejandro se pasa la mano por la cara con frustración, a la vez que se voltea y se deja caer en el sofá. De los ojos de Rebecca sale una lágrima que limpia con rapidez. Es ahí donde me doy cuenta que está conteniendo todas esas emociones mientras nos muestra la serenidad que quiere aparentar.

-¿Qué sucede? -Me pregunta Ingrid en un susurro.

-Es una larga historia -me limito a responder, haciendo la nota mental de que luego tengo que sentarme con ella y explicarle los últimos acontecimientos.

-¿Cómo estás? -le pregunta Alejandro a su tía.

-¿Cómo crees que estoy? -contesta ella, cortante-. Vine porque mamá me lo pidió de favor pero mañana mismo me estoy yendo.