Capítulo 16: Fantasmas.

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Matthew

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Matthew

A veces ser el segundo es una completa mierda. En el mundo negro el primer hombre que nazca es aquel que tiene el privilegio de llevar el legado de la familia. En esta, han sido Camerok Kellermman, el fundador de los Könige; Engel Kellermman, su primogénito, ese hombre que para su mala suerte, el destino sólo le obsequió hijas hembras las cuales no pudieron dirigir la organización y por lo cuál su sobrino, Michael Kellermman —mi padre— tomó su lugar. Y por último está Alejandro.

Cuatro generaciones dirigidas por una pirámide genealógica la cual ha permanecido inalterable durante décadas.

Realmente acepto que son costumbres machistas pero no se puede esperar más de un mundo que tiene descendencia desde épocas remotas. Cada cual necesita que su máximo representante sea una figura que destile poder, seguridad, fuerza y dominio, y por mucho que hayan querido demostrar lo contrario, los prejuicios y la sociedad siguen poniendo al sexo masculino en ese lugar.

Aún así, hace falta más que tener una verga para alcanzar esa posición. Si no naces de primero, solo te queda esperar, con suerte, a que el dueño del lugar se revoque a sí mismo y ceda su puesto al segundo después de él —cosa que pasa muy pocas veces—. Es eso o tomarlo tras su muerte porque en cuanto tenga un hijo, este será destinado a tomar su lugar cuando tenga la madurez suficiente.

A mí me hubiese gustado ser líder, sí, pero acepto y apoyo el buen desempeño que ha llevado Alejandro durante sus ocho años de liderazgo. No sé si yo hubiese podido hacerlo tan bien como él.

«¿Qué tanto puede hacer la oveja negra de la familia?»

Desde el día en que decidí formar parte de esto, juré mi eterna lealtad a él y a la organización; juré darlo todo por los míos, acabar con aquellos que osen traicionarnos y a todo aquel que intente atentar en contra de nosotros. La lealtad es la base de los Könige y la traición se paga con muerte.

Y así ha sido, durante los seis años que llevo siendo parte de los Könige, me he mantenido como un fiel "subordinado" de Alejandro, ya que por mucho que tenga el segundo cargo al mando, el muy cabrón me trata muchas veces como si estuviera un rango inferior. No obstante, callo y lo acepto.

Sin embargo cuando hay que tomar las decisiones más importantes impongo mi opinión, pues muchas veces el idiota de mi hermano mayor se cree invencible y deja que el cargo se le suba a la cabeza. Casi siempre discutimos cuando llega esa parte.

Pero entonces caemos en momentos como este, momentos en los que pone al imbécil de Henry por encima de mí, momentos en los que lo trata como si fuese él el sublíder y me hace a un lado ocultándome secretos que solo saben ellos dos. Me jode que le tenga más confianza a ese pendejo que a mí. Porque siempre ha sido así, para Alejandro, Henry ha sido más su hermano que yo mismo.

Hace ya una semana de la llegada de Hélène a la mansión y las cosas han empeorado más aún que como de costumbre. Primeramente está el tema de su relación; en el tiempo en el que ellos estuvieron en Paris, si yo no averiguo por mí mismo que conoció a una chica, ni me hubiera enterado hasta que la hubiese tenido de frente. Segundo; siento que ocultan algo. La puta semana entera han estado reuniéndose en la oficina de Alejandro ellos tres y ahora al parecer, el círculo de secretismo se ha extendido con Hélène y ya no son sólo ellos dos los que tienen secretos que me excluyen, sino los tres.

INSACIABLES  [+21] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora