Min Lea esta cansada de todo. Quiere terminar de una vez por todas con la persona que tanto daño la hizo.
El hombre que le arrebató toda su esperanza, su confianza, su integridad y en parte también su inocencia.
Esta dispuesta a todo, con tal de t...
Después de escuchar las palabras de Jungkook, no supe qué decir. Me quedé en silencio como si fuera estúpida y no supiera expresarme correctamente.
El chico puso fin al abrazo y salió del baño. Antes de bajar los dos, me explico que dos agentes de Busan estaban en la sala. Me dijo que eran imbéciles, pero que no quedaba más remedio que trabajar con ellos. Dejamos la conversación para después de que se fueran, según según pelinegro, tenía que decirme varias cosas de ellos.
Me puse algo más acorde para una reunión con desconocidos, ya que no creo que mi pijama negro de obejitas sea lo más apropiado para la tensa situación que viviremos en la sala.
No me importó cambiarme delante de Jeon, vivimos juntos e intimidad no es que haya en esta casa, por su tamaño. Él tenía de nuevo a Erik en brazos, lo distraía mientras yo me cambiaba.
— Dale de comer aquí y luego bajas, para no sentirte incómoda – comentó mientras me miraba de reojo.
Me abotone sólo la mitad de la camisa, ya que para darle el pecho no puedo hacerlo con ella abotonada.
— No, quiero bajar. A mi no me da vergüenza y es algo natural. Si les incómoda, que no vengan a mi casa a tocar los huevos ¿no crees?
— Perfecto entonces. ¿bajamos?
Asentí, mientras él me pasaba el bebé. Lo acomodé en mis brazos y tardé unos segundos en encontrar la posición perfecta para que se alimentará bien. Me pasé media tarde viendo tutoriales con Taehyung —fue él, el que insistió— y admito que fue buena idea.
Bajamos las escaleras, ya abajo pude conocer a los dos pelirrojos de los que tanto me habló Jeon, en diez minutos. No me agradaron y eso que aún no abrieron la boca. Pero vi como me miraron y sentí toda su hipocresía al instante.
Tomé asiento en el sillón apartado, mientras que el resto estaban en el sofá con forma de L. Jungkook se acomodó en el reposabrazos del sillón en el que estaba. Notaba que el chico estaba en guardia, preparado para cualquier tipo de ataque por parte de los pelirrojos.
Debía admitir que con él me sentía más protegida, pero mi mente no me dejaba sentirme segura con nadie, aun.
— Así que tú eres la famosa inspectora Min… – comentó la pelirroja mientras cruzaba sus piernas de forma refinada.
— No habéis venido para tocar los cojones. Vamos a hablar de trabajo y punto. – se adelantó a que yo hablara.
Lo prefería, la verdad no veía con fuerzas, ni ganas de enfrentarme a ellos. Jimin carraspeó intentando llamar nuestra atención. Dejó una carpeta azul sobre la mesa y la abrió.
— En total tenemos dieciséis asesinatos.
— Diecisiete con el de hoy, Park. – Corrigió, Jeon.
Diecisiete víctimas, esto ya está fuera de control. Es necesario pillar a ese tipo ya.
Hablaron del caso por horas, hubo un mentó que mi mente ya no podría más. Erik dormía en mis brazos, mientras observaba las imágenes de los hematomas de las víctimas.
— Es impresionante como todas las víctimas tienen exactamente los mismos hematomas y golpes… – no podía creerlo, era algo complicado de conseguir.
Pero viendo que todas las víctimas son similares en cuerpos y edades, entiendo que él sabe perfectamente cómo hacerlo ver igual.
En cuanto a los pelirrojos, metieron más puyas que temas para resolver los asesinatos. Les interesaba más denigrar me como inspectora, que las víctimas asesinadas. Yo me encontraba en una situación bastante pasiva, no quería discutir y no tenía fuerzas para defenderme. Jeon se encargaba de mantenerlos a raya, pero era una tarea muy difícil.
Taehyung fue el primero en irse. Tenía que ir a su casa y Jimin fue el siguiente. Deseaba que los pelirrojos se fueran ya.
— Bueno, es tarde. Deberían irse a casa, inspectores Kang. – buena forma de echarlos, pareciendo cordial.
Yo estaba por decirles "fuera de mi putacasa, ya". Por fin entendieron que debía irse, les costó pillarlo. Ambos se levantaron y Jeon los acompañó a la puerta. A los minutos volvió a la sala y se dejó caer en el sofá.
— ¡Al fin! Dios que ganas tenía de que se fueran todos a tomar por culo de nuestra casa.
Me hizo gracia su tono derrotado y a la vez molesto por la situación de tenerlos a todos en casa.
— Nuestra casa… – repetí en voz alta, consiguiendo la atención del pelinegro.
— Si, nuestra casa.
— Suena raro… Para ser sincera nunca estuvo en mis planes irme de casa, me parece sorprendente que ya no esté allí.
— Yo tampoco lo tenía en mis planes y sinceramente me alegro de haberme ido de casa… pero sé que tengo muchas cosas que arreglar allí. Vamos a la cama, fue un día largo y nos espera una semana peor.
Ambos subimos a la habitación, acomodé a Erik ya cambiado y dormido en su cuna y por fin pude meterme en la cama, junto a Jeon.
Dejé escapar un largo suspiró. Hoy fue un día extraño, pero sentí que por fin Jeon y yo estábamos mejor. Sentía que esta próxima semana sería agotadora y llena de momentos complicados.
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Espero que os haya gustado <3
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