Min Lea esta cansada de todo. Quiere terminar de una vez por todas con la persona que tanto daño la hizo.
El hombre que le arrebató toda su esperanza, su confianza, su integridad y en parte también su inocencia.
Esta dispuesta a todo, con tal de t...
Nos levantamos pronto, para llegar a tiempo a su primera terapia. Yo iría de acompañante, pero me mantendría al margen con Erik.
Durante toda la mañana ella estuvo poniendo excusas, para no ir. Pero no le sirvió de nada. Iba a ir si o si.
Incluso fui yo el que preparó a Erik, para que dejara de perder el tiempo y llegáramos a tiempo.
— ¡Min Leania, deja de cambiarte de zapatos! —Grité ya estresado desde la entrada del apartamento.
Esta soltó los tacones asustada. Tal vez eleve de más la voz, pero ya se había cambiado de zapatos cinco veces. Ella asintió y recogió su bolso.
Tardamos alrededor de veinte minutos en llegar. Nos adentramos en un gran edificio y subimos hasta la planta tres, donde se reunían para las sesiones y también donde estaba el despacho de la psicóloga a cargo de estas.
Lea tuvo que tomar asiento en un círculo que tenían formado por diez sillas. Por lo que deduzco que son nueve pacientes más con los síntomas de Lea o similares adicciones. La verdad no tengo idea.
Me quedé a un lado, sentado en un sofá, cerca de la cristalera. Tenía en mi regazo a Erik, jugando con su mordedor. Así evitaba interrumpir en la reunión o charla, no sé que debía ser.
Las sillas no tardaron en ser utilizadas. Y la psicóloga no tardó en aparecer. Notaba desde aquí los nervios de Lea, me miraba cada dos por tres, bueno a Erik, lo miraba a él.
— Buenos días a todos, soy Shin Hanu y seré vuestra tutora en este tiempo. —se presentó la mujer de pelo negro y gafas— Me presento para los dos personas nuevas.
La mujer parecía agradable, tenía unos cuarenta años. Señaló a Lea y a un chico a su lado.
— Tenemos varios temas en el grupo, aquí hablamos de trastornos sexuales como la conducta sexual compulsiva, la Anorgasmia, la ninfómania y por último, disfunción eréctil.
Me parecía interesante saber un poco más de todos esos trastornos. Por lo que me quedaría a escuchar atentamente. Tenía el privilegio de ser inspector de homicidios, con mostrar mi placa bastó para que me dejarán quedarme.
La mujer empezó explicando los primeros trastornos, me parecieron interesantes. Pero presté aún más atención cuando pronunció la ninfómania.
— La ninfomanía es un problema psiquiátrico que afecta a las mujeres y del que no se sabe cuál es la causa específica, pero parece que sucede por alteraciones en los neurotransmisores.
La mujer acomodo su agenda, y observó a los pacientes que tenía en círculo, hasta frenar su vista en Lea. Por lo que deduzco que leyó el informe de Lea ahora.
— A menudo la ninfomanía está vinculada a situaciones estresantes, que son las que realmente acaban desencadenando esa obsesión por el sexo. También una situación vital que haya sido vivida de forma traumática puede dejar profundas huellas emocionales y la mujer puede pretender curarlas recurriendo al sexo.
Dicho esto, continuo con otros temas. Al terminar de dictar un poco de información de cada trastorno sexual, se centró en conocer a cada paciente y de qué estos se presentarán con sus problemas. La primera fue una chica de unos treinta años.
— Hola, me llamo Sae-ho. Tengo treinta y dos años y sufro de Anorgasmia. Es mi segundo año de terapia y espero llevarme bien con todos.
La mujer volvió a tomar asiento, parecía alguien agradable. El siguiente fue un chico al lado de Lea. Era muy joven, diría que más que yo.
— Buenos días, soy Jonsuk. Tengo veinte años y tengo disfunción eréctil desde los dieciocho… Es mi primer año de terapia y estoy nervioso.
El chico sonrió avergonzado, mientras volvía a sentarse. Y tocó el turno de Lea, mentalmente le mandé ánimos y pareció sentirlos ya que me miró antes de hablar.
— Hola… Soy Leania, cumplí veinticuatro años hace poco… —Se tocaba las manos nerviosa, mientras hablaba— Creo que soy ninfómana y es mi primera vez aquí.
Tomó asiento rápidamente. Estaba atento a las presentaciones de los demás, pero mi teléfono empezó a sonar, interrumpiendo. Acomode al pequeño Erik en su carrito y salí del lugar disculpándome por interrumpir.
Conteste la llamada ya estando fuera, era Jimin, por lo que debía ser importante.
— ¿Qué narices quieres? —susurré con molestia.
— Necesito que vengas a comisaría urgentemente, tenemos un avance importante y debes acompañarme.
No me dejo responder, ya que me colgó la llamada. Maldije en voz alta, le envié un mensaje a Lea, avisando de que me iría y que me llevaría al mocoso. Ella vería el mensaje más tarde, pero lo vería en algún momento.
Acomode al mocoso en su sillita del coche y empecé a conducir dirección a comisaría. Aproveche un semáforo en rojo, para llamar a Yoongi y poner el manos libres en el coche.
— ¿Jeon? ¿Qué pasa ahora? —preguntó adormilado.
— Debo ir a comisaría, por lo que he tenido que dejar a Lea en la terapia de grupo… quiero decir, necesito que la recojas cuando salga y la lleves directamente a casa. Evita usar tu coche, utiliza el de Hoseok.
— El de Hoseok es amarillo chillón… creo que eso llama más la atención, que mi Hyundai negro.
— Ahs esta bien, pero da varias vueltas antes de dejarla dejarla casa.
— ¿Por qué estás tan serio con eso? ¿Tienes más noticias del tipo que va por Lea?
Suspiré mientras miraba por el espejo retrovisor al pequeño meterse su mano en la boca.
— Se podría decir que prefiero ser precavido, sabes que no puedo revelar información de los casos.
Escuche como bufo a través del teléfono. — Está bien, confío en ti. Iré en un rato por Lea, te mandaré un mensaje cuandola deje en casa.
— ¡Te quiero hyung! —canturree en broma.
Escuche de nuevo un bufido por su parte y una pequeña risa. No tardó en colgar el teléfono. Era de esperar.
Fui directo a comisaría, al entrar sentí las miradas de la gente al llevar a Erik en brazos. No baje el carrito porque tardaba más en meterlo y sacarlo del coche, que lo que duraría la charla o la supuesta cosa importante que tendríamos.
Fui directo al despacho de Namjoon, donde ya estaban todos. Al entrar en el despacho, Jimin se puso en pie, dejándome su asiento.
No dude en sentarme, tenía pinta de ser largo y el dichoso bebe pesa. La mirada de todos estaba puesta en este. Algo que en cierta forma me incómoda, no me gusta mucho que todos den por hecho que soy su padre… Pero tampoco me molesté en aclararlo, porque nadie pregunto realmente.
Algo que supongo que Lea agradece, por ahora deduzco que solo Jimin y Tae son conscientes.
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Espero que les haya gustado <3
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