Min Lea esta cansada de todo. Quiere terminar de una vez por todas con la persona que tanto daño la hizo.
El hombre que le arrebató toda su esperanza, su confianza, su integridad y en parte también su inocencia.
Esta dispuesta a todo, con tal de t...
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Note como mis mejillas se tornaban de un tono rojizo, al chico de mi lado le dio la tos tonta.
— No, no, no, papá, no más. No quiero más de eso. –El negaba en rotundo, mientras volvía a comer.
— Los Jeon somos familias de tener muchos hijos. Como mínimo debes tener dos, Jungkook.
El pequeño de los jeon rodó los ojos, mientras agarraba otro trozo de carne con sus palillos y se lo llevaba a la boca.
— Yo que tu aprovechaba ahora, igualmente no duermen, así se ahorrarán pasar por esta etapa de nuevo más adelante… así hicimos con tus hermanas. Ambas fueron seguidas y fue más rápida la etapa del sueño.
— Pero era más difícil atender a los dos, eso debes admitirlo, cariño –Contraataco la señora Jeon.
— Pero tienes que admitir que fue más duro cuando nació Jungkook –se centró en el nombrado y lo señalo– Eras horrible durante las noches, nunca vi un niño tan llorón y ruidoso. –Recordó el hombre con añoranza.
— No lo creo papá… –Intentó defenderse.
— Oh sí, cielo, tu padre tiene razón. Eras horrible, no dejabas de llorar. Lo hacías por todo y a todas horas… Y te quejas del pequeño Erik, cuando tu eras diez veces peor. –las palabras de la señora Jeon, me sacaron una pequeña sonrisa.
— Si está claro lo que dicen, de tal palo, tal astilla. –Pero las palabras palabras del señor Jeon, nos pusieron serios a los dos.
Jungkook disimuló limpiando la mejilla del pequeño Erik, quien se llevó la mirada de los padres de Jungkook. La cena continuó, la tensión volvió a irse poco a poco, hablaron un poco de Soyeon y los problemas que estaba dando en casa. También hablaron de la pequeña Ely, quien estaba siendo la más afectada aquí.
La pequeña estaba dando problemas en casa y en la escuela. La señora Jeon se encarga de ella, de atenderla y de llevarla a sus clases, pero es una tarea difícil para la pareja de señores. Sus edades ya no les permiten ser tan activos y aguantar el ritmo de una niña tan pequeña y activa, como Ely.
— Sigo sin entender qué pasa con Soyeon –comentó Jungkook, mientras me ayudaba a limpiar los platos.
Sus padres ya se habían ido, y estábamos terminando de limpiar. Me encogí de hombros, sin saber qué responder.
— Debió ser algo fuerte, para echar a perder toda su vida. Tal vez deberías intentar de nuevo hablar con ella y conseguir que vaya a un especialista.
— Creo que debería intentarlo de nuevo, no pierdo nada por hacerlo.
Poco a poco voy encontrándome más cómoda con Jungkook, es cierto que aún queda por recuperar. Pero claro, ambos cambiamos, somos personas diferentes y obviamente las cosas no serán como antes. Lo bueno es que ahora mantenemos una cordialidad estable.