12

244 41 11
                                    

Volkov estacionó su auto frente a la casa de Horacio justo diez minutos después de haber hablado con Horacio; saco su teléfono de su bolsillo y en el chat del moreno tecleo un "ya estoy fuera", un minuto luego de enviar dicho mensaje vio como él salía de su casa con el rostro serio notando su enojo.

Mientras cominaba al auto del ruso Horacio iba respirando profundamente intentando disipar su enojo y mantener una actitud calmada, las acciones de Viktor le parecieron muy mal pero no pensaba negarse a escuchar una explicación al respecto; en silencio entro en el auto y se puso su cinturón de seguridad.

-Te importa si pasamos por una pizza y luego vamos a un lugar? No me gustaría hablarlo en un restaurante. - habló Viktor intentando romper la tensión que se había hecho presente dentro de coche.

-Viktor, yo solo quiero una explicación la comida me da igual.

Se tardó un momento pensando en su siguiente movimiento y sin decir nada encendió el auto para dirigirse a una pizzería cercana, en el trayecto solo se escuchó la leve música que salía de la radio.

Veinte minutos más tarde ya se encontraban con una caja de pizza y un par de refrescos en la parte tracera del auto dirigiéndose a su destino final el cual aún es incierto para Horacio ya que ni siquiera se ha interesado en preguntar por estar sumergido en sus propios pensamientos.

Finalmente Viktor detuvo el auto en un mirador alejado de la ciudad el cual por lo que parece es muy poco conocido y en ese momento se encuentra completamente vacío dándoles a ambos jóvenes la privacidad que tanto necesitan.

Horacio

He de admitir que el lugar es muy hermoso y tranquilo, agradezco mucho que haya escogido este lugar ya que se me llevaba a uno de los restaurante que suele frecuentar me sentiría muy incómodo intentando hablar de lo que necesito saber.

Bajamos del auto y llevamos la pizza y los refrescos a una pequeña mesa de cemento que se encuentra en el lugar, junto a esta mesa se encuentran algunas sillas de madera por lo que decidimos sentarnos allí; el silencio se volvió un poco incómodo y yo no tenía ni idea de cómo iniciar esta conversación.

-Horacio debo explicarle muchas cosas - hablo Volkov casi en un susurro luego de unos minutos - y espero que me pueda entender pero no sé cómo iniciar con esto.

-Por el inicio Volkov, te escucho. - dije mientras cogía una porción de pizza y la llevaba a mi boca.

-A ver Horacio, yo vengo de una crianza bastante estricta, mi padre siempre ha decidido lo que es mejor para mí y para mí carrera, por él es que soy modelo, siempre hice todo lo que él me pide porque no quiero decepcionarlo, soy su único hijo y siento que debo hacer lo que me pide para que esté orgulloso de mi, es muy severo siempre, desde que yo era un niño recuerdo que las consecuencias de no hacer lo que él decía y cuando lo decía eran muy fuertes; tal vez por eso crecí aparentando que no me interesa nada, no muestro mis verdaderos sentimientos con nadie porque siento que igual no serviría de nada si lo que quiero no se relaciona con los intereses de mi padre. - Volkov habla despacio como si a medida que habla se estuviera liberando de un peso, tiene su vista clavada hacia abajo jugando con sus manos en una clara muestra de nerviosismo.

-Siempre he tenido miedo - continuo hablando después de un pequeño silencio en el que pareció meditar lo que diría a continuación - mi padre es todo lo que tengo y no quiero que deje de estar en mi vida por algún error mío; incluso mi matrimonio es arreglado, a Carla apenas la conocí hace unas semanas, estamos obligados a convivir y aparentar que estamos enamorados frente a los medios, es todo un trato entre nuestros padres, ni ella ni yo nos negamos, creo que estamos en situaciones parecidas así que de alguna forma nos entendemos pero no hay nada entre nosotros, al menos no hay nada real.

No fui capaz de responder nada, me parece increíble que alguien ponga sus intereses por encima de la felicidad de su hijo, como es que en este siglo aún hay gente que vende a sus hijos por conveniencia arreglando matrimonios entre desconocidos. Tenía muchos pensamientos en mi cabeza pero ninguna palabra lograba salir de mi boca; el silencio se alargó unos minutos mientas Volkov suspiraba y tomaba fuerzas para seguir hablando.

-Te cuento todo esto porque quiero que entiendas mi situación, y te aclaro lo de Carla porque quiero que sepas que desde que te conocí a ti me he empezado a cuestionar muchas cosas, desde que entraste a mi vida me siento feliz y siento que por fin hago algo que me apetece cuando estoy contigo; no te voy a mentir enfrentarme a mi padre y llevarle la contraria me sigue dando miedo pero desde que tú estás suelo plantearme hacerlo porque ahora que probé la felicidad no quiero que se acabe.

En esta última parte estuvo mirándome a los ojos, ahí pude notar que sus ojos se encuentran rojos y sus mejillas mojadas por las lágrimas que ha derramado desde que empezó a contarme todo esto, me sorprenden bastante sus palabras y no sé que palabras usar para que sienta apoyo en este momento.

-Si te soy sincero Horacio, me has interesado desde el primer día, cuando te vi algo de ti me atrajo y sentí la necesidad de acercarme a ti y conocerte, tal vez es muy apresurado pero es que nunca me había sentido así y creo que me gustas por eso quise besarte ayer, no espero que ya después de esto me aceptes y seamos felices porque no creo poder enfrentar a mi padre y evitar la boda al menos no ahora pero si quería que te quedara claro que no tengo nada real con ella y que a mí el que me interesa eres tú.

-Viktor, lamento mucho que estés en una situación así, sinceramente creo que eres muy fuerte porque no cualquiera soporta algo así durante tantos años y me parece horrible que tu propio padre te quiera casar con una desconocida solo por beneficiarse de ello. No creo que valga la pena esforzarse tanto por enorgullecer a alguien, si ese alguien se interesa por ti va a sentirse orgulloso por como eres sin obligarte a hacer algo que tú no quieras hacer; y respecto al beso también siento algo por ti, pero no estoy dispuesto a ser el secreto de nadie.

El pasante de moda. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora