24 años | Demián
Diciembre 24
Sydney, Australia.
Aibyleen se aferra a mí con brazos y piernas, tal parece un koala, y aunque debería molestarme, me encanta. Estos momentos me recuerdan a esos tiempos cuando éramos pequeños, cuando ella era más bajita que yo y podía cargarla siempre que quería.
—Te amo, te amo, te amo —murmura sin parar.
—Yo te amo más —revuelvo su cabello.
—Feliz cumpleaños —besa mi mejilla—. Estoy orgullosa del hombre que eres, de lo que has hecho y de lo que sé qué harás.
—Gracias, preciosa —la dejo con cuidado en el suelo, sujeto su rostro entre mis manos—. Yo también estoy muy orgulloso de ti y de lo que has superado aun siendo tan pequeña.
—Eres el mejor hermano mayor del mundo entero —sonríe en grande, beso su frente—. Dejaré mis maletas arriba y volveré para apapacharte más.
—Está bien.
—¡Mamá, ¿dónde estás?! —exclama corriendo escaleras arriba con su enorme maleta acuestas.
Suspiro y salgo de la casa hacia el patio trasero, en dónde papá se encuentra leyendo el periódico.
—¿Ya llegó Aiby? —cuestiona cuando me siente en una de las sillas vacías.
—Sí, está buscando a mamá —suspiro y observo la playa a unos cuantos metros.
Creo que una de las mejores decisiones que han tomado nuestros padres ha sido comprar una casa frente a la playa. Crecer aquí fue algo mágico, mucho más en los tiempos difíciles.
—¿Por qué Aibyleen no vino contigo? —indaga, mirándome por sobre el periódico unos segundos.
—Dijo que tenía cosas que hacer, ya sabes cómo es.
Había ofrecido traerla conmigo, pero ella se negó, alegando rotundamente que tenía cosas muy importantes que hacer y que no podía dejarlo para después de las vacaciones. Por otro lado, Sebastián se había ido con sus padres a Londres, supongo que después del accidente lo único que querían era pasar tiempo con él.
Era el primer cumpleaños de mi vida en el que no tenía ánimos para nada, pero estar en casa con la familia, mejora absolutamente todo.
—¿Vas a decirme que te pasa? —su voz me saca de mis pensamientos.
—No me pasa nada —sacudo la cabeza, intentando convencerlo embozando una sonrisa.
—Aclaremos algo primero —suspira y deja el periódico sobre la mesa, mientras yo me preparo para un sermón realmente largo—, eres mi hijo y te conozco mejor que nadie. No le digas a tu hermana, pero eres mi hijo favorito.
Exploté en una carcajada, sin poder creer que me haya dicho eso.
—¿En serio? —respiré profundo para controlar la risa—. Apuesto que a Aibyleen le has dicho eso muchas veces.
—No puedo mentirte —confiesa, se encoge de hombros—. Entonces... ¿Qué es lo que te tiene así? Has estado extraño desde que llegaste ayer y tu madre lo ha notado, no querrás que sea ella quien te pregunte, ¿verdad?
No, definitivamente con mamá no era bueno hablar, ella tenía un raro poder en las personas. Aunque no quieras, terminas revelando todos tus secretos ante ella.
—No lo sé —frunzo el entrecejo—. Es el trabajo, lo ocupado que estoy. Estoy bien ahora, creo que solo necesitaba estar en casa.
—¿Cómo se llama? —pregunta de pronto.
—¿Cómo se llama quién?
—La mujer que te tiene así —dijo y no pude evitar sonreír, él y mamá tenían algo con leer la mente, estoy seguro—. ¿Y bien?
—Es complicado —miro el cielo azul completamente despejado—. Ella tiene un miedo irracional a que pueda lastimarla y creo que eso le ganó.
—Hace años, antes de que tú y tu hermana nacieran, hice cosas de las cuales no es estoy orgulloso —me mira fijamente a los ojos—. Lastimé a la persona que más amaba y no puedo perdonármelo, incluso después de tantos años. Tú madre me amaba y estoy agradecido de que haya visto en mí algo que yo no puedo ver. Y, hasta el día de hoy, no he parado de cambiar la imagen de mí que le hice ver hace tanto tiempo.
—Ella ya no piensa en eso, papá —le aseguro—. Para mamá lo más importante en este mundo somos nosotros.
—Exactamente, y esas son las pequeñas cosas que debes hacer cuando amas a alguien. Esforzarte tanto para que las cosas mejoren, sean menos dolorosas y más felices.
¡Tenemos visita!
Daddy Dom está aquí.
Yo:
Ustedes:
Fin del maratón: 2/2 🔥
Espero les haya gustado, nos leemos el jueves. 💕
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Solo porque sí (Saga D.W. 3)
RomanceAnggele y Demián. Demián y Anggele. Del mismo modo y en sentido contrario. Separados son un caos; juntos, una catástrofe. Son el uno para el otro. Están hechos para complementarse mutuamente. Pero, ¿lograrán darse cuenta a tiempo? Ninguno quiso que...