Thabit se encontraba bordando los lirios, dorados y anaranjados, que la nueva toga de Rhekan llevaría. Debía admitir que disfrutaba aquel insípido pasatiempo tanto como disfrutaba de cobrar el oro a los comerciantes de la capital quienes usaban los derechos del puerto de su familia.
Rhekan, al no proceder de un linaje adinerado o noble, no presentaba ninguna objeción ante los placeres domésticos del heredero de los Vakjir; a diferencia de sus familiares, quienes no comprendían por qué insistía en realizar tareas que criados podían hacer sin ningún problema. Thabit en realidad tampoco lo comprendía, así que simplemente disfrutaba sin cuestionárselo. ¿Cómo no hacerlo? Su prometido era feliz consumiendo sus alimentos mal condimentados y luciendo togas con desastrosos bordados, quizá incluso agradecía que Thabit tuviera aquellos pasatiempos sosos y para nada extravagantes, a diferencia del príncipe Nethery.
—¿No crees que se verá mejor si también bordas algunas enredaderas en rojo? —comentó su hermana menor.
Elía Vakjir, la altanera muchacha que le había enseñado a Thabit de qué manera no criar a sus futuros hijos. Hermosa, déspota y demasiado soberbia, vivía cada día derrochando oro en un intento desesperado de llamar la atención de todos a su alrededor.
Thabit negó con la cabeza.
—No tengo tiempo para eso. Deseo que se la ponga para recibir a las familias del norte antes de nuestra boda.
Quedaba tan poco y Thabit realmente no sabía en qué momento sus tres meses de compromiso habían transcurrido. A su memoria, el recuerdo de Rhekan tomando sus manos para besar sus nudillos y proponerle matrimonio le parecía fresco, como del día anterior. Un beso que aún se sentía tibio en su piel, una promesa que aún podía modular con sus labios y lágrimas de felicidad que aún cosquilleaban sobre sus mejillas.
Ya todo estaba listo, incluso la doncella que serviría para arrullar en su vientre al hijo de ambos. Una muchacha joven, de familia noble y honrada, que por una cuantiosa dote había sido entregada a la familia Vakjir.
Rhekan no la conocía, confiaba en Thabit para las tareas relacionadas con la concepción de su hijo después de todo, y Thabit estaba profundamente agradecido porque no tenía el tiempo, ni la paciencia, ni las ganas, de buscar a otra mujer.
—El gran día. Pareciera que fue ayer cuando llegó aquí como un perro sarnoso pidiendo refugio de la lluvia, listo para ser rechazado.
—Dulce hermana, no sabía que le tenías tan poco aprecio a tu lengua... Supongo que no deberé sentir culpa alguna cuando te la arranque con un cuchillo.
—Hmmm —tarareó ella, con la vista en su cofre de joyas—. Y entonces, ¿quién dará la innecesaria perorata en tu boda?
—No suenes tan segura, Nethery todavía no me perdona que te diera a ti su sitio en el brindis.
—Por supuesto que me cediste su lugar. Solo los dioses saben de qué será capaz ese día.
—No injuries su nombre —amenazó tirando del hilo con demasiada fuerza.
—No podría, aunque lo intentara.
No quiso prolongar la charla por lo que dio unas cuantas puntadas más y se colocó de pie. Una criada lo asistió, guardando todos los hilos y accesorios. Con palabras concisas se despidió de su hermana e hizo su camino hasta el aposento donde su prometido descansaba.
Cuando los sirvientes abrieron para él las dos grandes puertas que daban paso a su enorme y soleada alcoba, se adentró con pasos suaves, preocupado por despertar al general del reino. Aún no podía comprender del todo qué había ocurrido en ese combate; fue demasiado rápido.
![](https://img.wattpad.com/cover/296135746-288-k322930.jpg)
ESTÁS LEYENDO
DRAKÁN [DISPONIBLE EN FÍSICO]
General FictionTras perder la guerra, Rhada, el último Drakán de la tribu de los dragones, fue tomado como botín y arrastrado bajo cadenas a los perfumados aposentos del caprichoso heredero del reino de Rosalles; Nethery Devhankur. Un enmascarado príncipe que olía...