𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈

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ㅤㅤEn alguna parte de Escocia, existe un pequeño pueblo llamado Culross. Pintoresco, pero demasiado pequeño para mi gusto, parecía sacado de alguna película muggle de esas que a Maia le encantaba mencionar. Ella e Irina habían utilizado este lugar anteriormente para conseguir provisiones lo que condenaba a esta tercer visita como "un poco riesgosa" según las palabras de Irina.

ㅤㅤLas personas en este lugar parecían conocerse a la perfección. Se saludaban con sus nombres y caminaban por las calles con la seguridad que solo tendría un lugar con pocos habitantes. Sin embargo, nosotros, escondidos en nuestras capas de viaje, llamábamos demasiado la atención.

ㅤㅤ—Comienzo a dudar de tus ideas. —Murmuré, mirando hacia abajo para no meter mi pie en ningún charco de agua.

ㅤㅤ—Hemos venido antes y estamos muy lejos de los problemas, ¿qué puede salir mal?

ㅤㅤFruncí mi ceño ante esas palabras.

ㅤㅤ—¿Es que no lees nunca? Cuando el héroe dice "¿qué puede salir mal?" todo sale mal, Maia. Todo.

ㅤㅤDescartó mis palabras con un movimiento de manos, como si estuviera diciendo alguna tontería y se dirigió hacia una de las tiendas. Pequeña y quizá bonita en otra época, ahora se veía triste con la pintura desgastada y los vidrios sucios. Todo parecía haberse vuelto gris de repente en aquel lugar, como si la tristeza rondara por el pueblo. Entonces mi pequeña luz comenzó a reír.

ㅤㅤ—Has dicho que no eres el héroe. Recuerdo haberte escuchado decir que eras el villano.

ㅤㅤFruncí el ceño intentando recordar aquello y entonces una leve sonrisa escapó de mis labios. Un cálido abrazo envolvió mi corazón porque ella lo recordaba, recordaba todo. En los últimos días fragmentos de nuestras vida juntos habían venido a su mente entre conversaciones y Maia estaba encantada con recordármelos a mí, yo estaba encantado con verla sonreír.

ㅤㅤNo me dio tiempo de responderle. La dependienta de la tienda nos recibió con una tensa sonrisa y Maia comenzó a indicarle las cosas que necesitaríamos. Yo me quedé unos pasos atrás, observando. Nora —como decía el gafete de la empleada— parecía una mujer nerviosa. Peinaba su negro cabello cada vez que dejaba uno de los pedidos de Maia y cuando volvía al mostrador, sus ojos viajaban de las bolsas de papel donde estaba guardando la compra hacia afuera.

ㅤㅤNo me gustó.

ㅤㅤMe di la vuelta tomando una lata que había en un mostrador y ladeé un poco mi cabeza hacia la puerta de vidrio por la que habíamos entrado. La capucha que traía puesta se deslizó un poco hacia adelante tapándome parcialmente la vista, pero aun así, entre sus pliegues pude observar un par de personas vestidas igual que nosotros, esperando frente al local.

ㅤㅤ—Maia. —Susurré mientras dejaba la lata en el mostrador como si fuera a llevarla y tomaba la cintura de Maia para acercarla a mí. Ella, distraída, siguió ordenando mientras observaba su lista. —Maia, tenemos que irnos.

ㅤㅤ—Aún no he comprado todo lo que necesito. Me falta...

ㅤㅤ—No. Necesitamos irnos. Hay dos magos esperando afuera.

ㅤㅤLa acerqué a mí para que ella pudiera ver sobre mi hombro y solo pareciera que la estaba abrazando. Estaba tan cerca mío que pude sentir cómo su respiración se cortó un instante para después reanudarse a la velocidad de una locomotora.

ㅤㅤ—Draco... mis padres.

ㅤㅤLo siguiente, sucedió de forma inexplicable, tanto en cámara lenta como a la velocidad de un rayo.

ㅤㅤMaia salió corriendo de la tienda sin que yo pudiera detenerla, lo intenté, pero mis manos se zafaron de su ropa y ella me ganó ventaja mientras corría directo a los brazos de los que —ella creía— eran sus padres. No tenía mucho tiempo para pensar, así que me estrujé el cerebro mientras mis pies intentaban reaccionar y me echaba a correr detrás de ella, necesitaba una forma de quitarles el maleficio rápido o Maia estaría en problemas.

ㅤㅤFue demasiado tarde cuando llegué. Ambos estaban con sus varitas levantadas y el rostro de Maia se desfiguró con sorpresa y terror. Los ojos de sus padres estaban perdidos en la nada mientras sus varitas la apuntaban y entonces, los hechizos comenzaron a salir de ellas a chispas. Esto, sucedió en cámara lenta.

ㅤㅤTomé a Maia de su ropa y alcancé a sujetar su muñeca para tirarla al suelo, no lo pensé dos veces, no pensé que esto nos dejaría en desventaja, solo quería protegerla, quería que los hechizos no la alcanzaran. Cuando el color verde de las varitas se apagó, los ojos de los señores Lovelace dieron con nosotros; no había reconocimiento ninguno en ellos, no me reconocían a mí y tampoco a su hija, sólo seguían órdenes.

ㅤㅤ¿Qué opción tenía? Ellos volvieron a apuntar y yo saqué mi varita lo más rápido que pude. Estábamos a la vista, desprotegidos en el suelo y yo intentaba empujar a Maia para que se levantara y echara a correr. La escuché gritar mi nombre, aterrorizada, pero con esa mirada de determinación en su rostro, esa que decía que podía quemar el mundo si ella así lo quería y entonces las luces nos cegaron por completo. Una fuerte luz blanca inundó el valle, como si una estrella se hubiese acercado demasiado al suelo y ahora nos encandilara a todos. ¿Qué era esto? Las voces en el fondo se escuchaban desesperadas y no podía reconocerlas del todo, pero aun así, sujeté la mano que me tomaba de la capa y la seguí hasta el fin del mundo.

ㅤㅤA medida que nos alejábamos la luz disminuía, pero mi vista había quedado dañada parcialmente. Las cosas se tornaban borrosas mientras intentaba enfocarlas y entonces, la voz de Irina sonó fuerte y clara.

ㅤㅤ—Hay que atraparlos. Están bajo la maldición.

ㅤㅤ—Lo sé. —Susurré yo, avergonzado. Debía confesarlo en algún momento, pero este no era el ideal.

ㅤㅤ—Hay que rodearlos. —Propuso Maia que había puesto una mano encima de sus ojos y los refregaba para intentar ver mejor.

ㅤㅤ—Maia, ellos tirarán a matar.

ㅤㅤ—No importa, son mis padres. Hay que salvarlos. —Su voz sonaba desesperada a pesar de que intentaba mantener el control, no pude imaginarlo, no quise saber lo que sentía en ese instante porque fuera lo que fuera, era culpa mía, así que me alejé. Encerré al Draco que ella había despertado en lo más profundo de mi ser y me puse en marcha hacia donde la luz aún cegaba a los padres de Maia.

ㅤㅤFrederick y Mery Lovelace no quitaban su vista de mí. Estaban sentados en el sofá que horas antes había usado yo mismo para descansar y me miraban como si con eso pudiésemos comunicarnos de alguna forma. Quizá, estaban intentando matarme, descuartizarme o algo peor, pero fuera como fuera, yo los ignoraba. Me paseaba por la casa evitando quedarme quieto, evitando mirarlos siquiera, pero seguía sintiendo sus miradas en mi espalda, recorriendo cada uno de mis movimientos. Era jodidamente molesto.

ㅤㅤMaia intentó sacarles información de lo sucedido. ¿Quién? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo llegaron hasta nosotros? ¿Seguros que están bien? ¿Dónde estaban antes? ¿Han estado siguiéndonos todo este tiempo? ¿Le han dicho a alguien de nosotros?

ㅤㅤNo contestaron la pregunta más importante: ¿quién? Ninguno de ellos me delató cuando Maia les preguntó una y otra vez si habían visto quién les había echado la maldición, quién los había hecho hacer esas cosas tan horribles. No supe por qué, pero no me detuve a preguntar tampoco.

ㅤㅤLas cosas avanzaron demasiado rápido luego de eso.

Runaway | Draco Malfoy ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora