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Seguía en casa de Harry y para cambiar de tema pregunté por su papá, porque nunca había conocido a ningún familiar de Harry.

—¿Y dónde está tu padre, Harry?

—Está bastante enfermo—Me respondió.

—¿Y qué tiene?—Pregunté, pero cambió su cara—Perdón por la pregunta...

—Te llevo a verlo—Dijo levantándose y llevarme a las escaleras.

—No tienes que hacerlo sino quieres—Dije siguiéndolo.

—Creo que tengo que enseñarte—Me contestó serio.

Subimos las escaleras, la casa verdaderamente era muy grande, pude ver en algunas paredes fotos de Harry de muy pequeño.

Entramos a una habitación muy grande y el padre de Harry estaba recostado junto a unos aparatos.

—Puedes saludarlo—Dijo Harry agarrándome del brazo y acercándome.

—Hola, señor Osborn—Dije en voz baja.

—Buenas tardes, señorita—Me sonrío su padre y tomando mi mano.

—Soy...—Pensé un segundo.

—Es mi novia, papá—Le dijo Harry serio—Su nombre es Rachel, Rachel Parker.

—¿Con que familia de los Parker?—Me sonrió—Eres bastante linda, y si Harry te trajo conmigo, es porque quiere que sepas de nuestra enfermedad.

—¿Nuestra?—Pregunté confundida.

—Deja te explico querida—Dijo mirándome a los ojos—¿Ves las marcas negras en mis manos, al igual que las que están desde mi pecho, casi hasta mis orejas?—Se destapó un poco la camisa—Pues—Lo interrumpí.

—Igual las tiene Harry—Dije rápidamente mirando a Harry.

—Así es—Movió un poco la cabeza y se le salió bastante tos—Es una enfermedad que adquirí en mis muchísimos años de trabajo trabajando con cosas con las que no debí, lamentablemente Harry la tiene, y es hereditaria.

Harry no me había hablado de eso, ya había visto un poco esas marcas, pero, nunca me imaginé que fuera algo así.

—Ya veo—Respondí seria.

—Estuve la mitad de mi vida buscando una cura, trabajando con los mejores científicos, me atendieron los mejores médicos—Tosió bastante más—Y creo que estoy cerca, pero ya no sirve de nada para mí, estoy viejo querida, la cura debe ser para mi hijo, porque sin ello, a lo mucho le quedan quince años de vida.

No podía creer lo que me estaba diciendo, me acababa de enterar que sino tienen una cura para lo que sea que sea eso, Harry con suerte llegará a los treinta.

—¿Y cómo van con la cura?—Pregunté.

—Ahí entraba tu familia—Dijo con una voz débil.

—¿Mi familia?—Le interrumpí.

Pero en ese momento la máquina que tenía al lado se quedó con un pitido constante, el padre de Harry tenía una mirada perdida, se veía ya demasiado pálido y delgado, quise que terminara de contarme, pero ya no podía decir ni una palabra más, lo vi morir.

Abracé a Harry porque era su hijo, y también lo vio morir.

—Estoy bien Reach—Dijo Harry apartándome un poco y viendo a su padre sin expresión alguna—No lo merece.

Una historia sobre Rachel Parker (Harry Osborn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora