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Llegué a casa, y en mi habitación seguía Harry atado, solo lo desataba por un minuto para ir al baño y ya.

—¿Eres Harry o el duende?—Pregunté sin muchas ganas.

—Soy yo Reachy—Me respondió girando un poco la cabeza.

—Eso no respondió mi pregunta.

—Sé que estás pasando por un mal momento, si me desataras podría darte un abrazo y apoyarte, tiene demasiado que no te he dado un abrazo.

—Eso no es algo que diría Harry—Volteé a verlo—Harry se ató a sí mismo para protegerme, Harry no me pediría que lo desatara.

En ese momento volvió esa horrible sonrisa tétrica.

—No eres fácil de engañar, "Reachy"—Esto último lo dijo en un tono burlón.

—Me voy a deshacer de ti, y ya no podrás estar en la mente de Harry—Dije indiferente mientras acomodaba algunas cosas.

—¿Pero podrás perdonar a Harry por todo lo que hizo?—Preguntó riendo.

—Dirás, lo que tú hiciste—Recalqué.

—¿Quién se inyectó el veneno de araña?, ¿quién mató a los directivos de Oscorp?

Eso último lo pensé un segundo, eso daría sentido a como Harry podía recordar eso.

—Lo puedo perdonar, porque es lo correcto.

—Eres tonta e ingenua Rachel, eso un día acabará con tu vida, así como hice con la de tu hermano.

Eso me hizo enfurecer tanto que le lancé un libro en la cara con mucha fuerza.

—Reach, Reach, Reach, estoy aquí—Dijo Harry sacudiendo su cabeza por el golpe.

—¿Seguro?—Estos últimos días dudaba demasiado para saber con quien hablaba realmente.

—Revisa mi bolsillo derecho.

Me acerqué y metí una mano en su bolsillo, y saqué los dos anillos hechos con envolturas de galletas.

Vi los anillos y luego vi a Harry, su cara tan tierna mirándome a los ojos me hacía estar segura que hablaba con Harry Osborn.

—Quiero casarme contigo Harry—Dije en voz baja—Pero quiero casarme contigo solo, no con Harry y el duende verde.

—Eso suena difícil.

—Pero no imposible, te prometo que haré algo—Respondí poniéndome uno de los anillos y dejando el otro en su bolsillo.

—¿Y el que yo te di?—Preguntó viendo mis manos.

—Aquí—Le contesté mostrándole el anillo que estaba en mi bolsillo.

Volví a guardarlo y me acerqué un poco a Harry, me agaché para estar a su altura.

—Dame un beso, por favor—Dijo viéndome a los ojos.

Me acerqué un poco pero luego me alejé y lo vi a los ojos.

—Lo haré cuando me deshaga del duende—Contesté levantándome—Iré a traerte algo de comer.

Salí de la habitación, y fui al cuarto de Peter y me senté en su cama, tenía una batalla interna sobre hacer lo correcto o hacer lo más fácil.

Había arreglado su traje y lo colgué para verlo y recordar porqué tenía que hacer lo correcto.

No lo pensé mucho y me lo puse, me quedaba bien, aunque era algo apretado, me empecé a ver en su espejo cuando escuché ruidos y vi chispas al lado de la puerta.

—¿Peter?—Oí que decían a través de eso.

La curiosidad me mató y atravesé esa especie de portal.

Una historia sobre Rachel Parker (Harry Osborn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora