Una historia sobre Rachel Parker (Harry Osborn)

46

Al despertar lo primero que vi fue a Harry, estaba recostada en un sillón de la oficina y Harry estaba al lado mío con una gran cara de preocupación.

—Rachel, ¿Quién te dio el contenido de ese termo?—Me preguntó muy serio.

Al abrir los ojos y ver claramente, lo primero que vi fueron los ojos de Harry, sus bellos ojos azules, mi mente estaba más clara que nunca.

Besé a Harry sin pensarlo dos veces.

—Harry ayúdame por favor—Dije abrazándolo.

—¿Quién te dio ese té?—Preguntó nuevamente.

—Viktor—Respondí—¿Cuánto tiempo estuve dormida?

—Maldito infeliz—Dijo Harry bastante enojado golpeando el suelo.

—¿Cuánto tiempo estuve dormida?

—Un par de horas—Dijo Harry viéndome—¿Quieres saber que tenía ese té?

—¿Qué tenía?

—No pudimos reconocer todo, hubieran demasiadas cosas que eran desconocidas hasta para grandes científicos que tenemos aquí—Me explicó—Pero lo que pudieron rescatar fue una tipo de sustancia que alteraba el sistema nervioso.

—¿Y qué provocaba?—No entendía muy bien.

—Algo así como que tu cerebro se sintiera atraído hacía un ADN en específico, el cual debe ser del infeliz de Viktor.

—¿Y qué más?—Pregunté atónita.

—No pudimos reconocer todo—Me miró—No sé de donde habrá sacado todo lo demás pero debes alejarte de él.

—Todo el tiempo tuviste razón Harry—Lo miré melancólica—Perdóname de verdad.

—No es tu culpa Rachel—Me tomó de la mano—Estabas bajo el efecto de esa cosa, pero sí, yo tuve razón todo el tiempo.

—Te dije tantas cosas horribles, ni siquiera sé porqué lo hice, no debí hacerlo.

—Ahora debemos encargarnos de lo importante—Dijo levantándose—¿Dónde está Viktor?

—Debe estar en mi casa—Respondí.

—Yo iré ahora mismo con él—Dijo Harry dirigiéndose hacia la puerta.

Me levanté de sillón y lo tomé del brazo para detenerlo.

—Harry no sé qué piensas hacer, pero que no se te ocurra sólo ir allá tú solo.

En ese momento mi teléfono empezó a sonar y era Viktor.

—¿Rachel?—Oí al otro lado del teléfono.

—¿Qué sucede Viktor?—Respondí con el altavoz puesto para que Harry pudiera escuchar.

—Te llamaba porque tardaste mucho y quería saber si estás bien.

—Oh, claro que estoy bien, estuve buscando otro trabajo por ahí pero no encontré, más tarde iré a casa.

—Me alegra eso, estoy haciendo de cenar para cuando regreses, linda.

—Tengo que colgar, cuídate.

Colgué y miré a Harry.

—¿Otro trabajo?—Preguntó.

—Me corrieron del que estoy por siempre llegar tarde.

—Por cosas del hombre araña supongo—Respondió girando los ojos.

—Spiderwoman—Lo corregí.

—Voy a ir con Viktor, ahora mismo.

—¿Y qué piensas hacer?—Le dije viéndolo a los ojos—No sabes que te puede hacer, es mejor que vaya yo y hable tranquilamente con él.

—Reachy, él estuvo dándote ese té extraño por tanto tiempo sin que lo supieras, no sabes de qué es capaz—Me dijo preocupado.

—Pero estoy segura que no me hará daño como a ti, tengo una idea—Le expliqué—Iré yo, y tú estarás escondido afuera por cualquier cosa.

—Está bien—Asintió Harry con la cabeza.

—Pero si llega a pasar algo, no entres—Le dije seria—Llama a la policía, no quiero que hagas nada.

—Antes de ir quiero decirte algo.

—Dime.

Harry me hizo mirarlo a los ojos mientras con una mano tomaba mi cara, estábamos tan cerca que me sentía como la primera vez que tuve a Harry así de cerca.

—Quizás no sea el momento más romántico pero he estado esperando tanto por esto—Sacó el anillo hecho con una envoltura de galleta y se arrodilló—Tú, Rachel Parker, futura Rachel Osborn, ¿quisieras casarte conmigo, y así dejarme intentar hacerte la mujer más feliz cada día de nuestras vidas?

No pude evitar darle una sonrisa, y sí, no era el mejor momento, pero había soñado alguna vez con que Harry me pidiera matrimonio de esa manera, y que lo hiciera con el anillo que yo hice fue lo mejor.

—Claro que acepto, mi amor—Respondí con una mano en mi cara y dándole la otra para que me pusiera el anillo.

No lo había notado pero Harry ya traía puesto el otro.

—Nunca me lo quité—Me dijo viendo que yo veía el suyo.

—Seremos la mejor familia juntos—Dije tocando mi vientre que apenas era muy poco notorio.

—Seremos un equipo, tú, yo y Alex—Me dijo poniendo su mano en mi vientre junto a la mía.

—¿Alex?—Dije poniendo una cara rara mirándolo.

—Me gusta el nombre.

—Creo que mejor veremos eso después—Le dije dándole a entender que no me gustaba ese nombre.