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Después de llorar un rato, me sequé las lágrimas y entré al cuarto de Viktor.

—¿Y te estás sintiendo mejor Viktor?—Pregunté para pensar en otra cosa.

—Lo escuché todo—Creo que era algo evidente, Harry y yo discutimos literal del otro lado de la puerta—Me parece muy bien que terminaran, te darás cuenta que es lo mejor Rachel.

—No lo sé—Dije sin poder quitarme a Harry de la cabeza.

—Necesitas pensar en otras cosas Rachel, ¿qué tal y le pides un juego de mesa a alguna enfermera y jugamos?—Me propuso con su habitual sonrisa.

—Claro—Dije casi saliendo de la habitación—¿No vendrá alguno de tus padres?

—Mi madre no lo creo, trabaja todo el día, y mi padre quizás venga.

—Está bien—Dije saliendo para ir a buscar un juego de mesa.

Mientras caminaba por los pasillos vi mi brazalete de amatistas que me regaló Harry alguna vez en el parque al que siempre íbamos, me puso bastante nostálgica pero tenía qué enfocar mi mente en otras cosas, me era casi imposible hacerlo pero tenia qué hacer el intento.

Después de un rato conseguí el juego de mesa y llegué al cuarto de Viktor otra vez, ahí sé encontraba su papá.

—Hola querida, gracias por ayudar a mi hijo—Me dijo el padre de Viktor acercándose a abrazarme.

—No tiene que agradecer señor, soy amiga de su hijo y es lo mínimo qué puedo hacer.

—Le estaba hablando a mi papá que nos invitaste a mi madre y a mí a vivir en tu casa—Mencionó Vik.

—Claro, usted también es bienvenido si lo gusta—Me dirigí al papá de Viktor—La casa es lo qué me dejó mi tía y ella siempre quiso qué ayudará a los demás.

—Aunque quisiera, la madre de Viktor ya no es capaz de verme a los ojos—Me contestó en un tono desanimado.

—Lo siento...—Contesté en voz baja.

—No te disculpes, tengo que ir a trabajar—Dijo el papá de Viktor acercándose a la puerta—Solo tenía que venir a ver a mi hijo, te lo encargo mucho señorita Parker—Se despidió con una sonrisa y salió de la habitación.

Viktor y yo reímos un rato jugando ajedrez, pasar un rato con él me hizo olvidar lo muy estresada que me encontraba, pero aun tenía esa voz en mi mente que me recordaba todo lo malo, sabía que no se iba a ir, pero podía ignorarla un buen rato.

Llegó la noche y Viktor estaba durmiendo, yo me quedé en la habitación a dormir porque en casa iba a estar sola.

Estar en esa habitación de hospital mientras Viktor dormía me dio un dejá vu.

A mitad de la noche estaba en mi celular viendo vídeos, no podía dormir, así había estado las últimas semanas, tener tanto en mi cabeza ya no me dejaba descansar, pero en ese momento mi teléfono empezó a vibrar, Harry me estaba llamando.

No sabía si contestar o no, el teléfono seguía vibrando y entonces colgué.

Harry quizás me llamó unas tres veces más, pero solo dejé que el teléfono vibrara.

Cuando dejó de llamar apagué el celular y me recosté en el sillón, y me puse a mirar hacia el techo, a pensar, mi mente se hundía en miles de pensamientos tanto negativos como positivos, yo no era capaz de controlar las imágenes que mi mente reproducía, eso muchas veces me hacía sentir débil, me hacía sentir que realmente no tenía control sobre mí misma aunque pensara que sí.

Tuvieron que pasar quizás una o dos horas para que me quedara dormida.

Al despertar vi que Viktor ya estaba desayunando lo qué le trajo la enfermera.

—¿Te sientes mejor Vik?—Le pregunté apenas abriendo los ojos.

—Muchísimo mejor—Me decía tomando sorbos de su sopa—La herida no lastimó ningún órgano vital, solo me sacó algo de sangre pero dice el doctor que mañana me podré ir.

—Eso es muy bueno Vik, me quedaré aquí aunque hasta mañana entonces.

Viktor solo me dio su tierna sonrisa y siguió desayunando.

Yo le di igual una sonrisa, algo forzada porque en esos momentos no podía salir una sonrisa real de mí.

Una historia sobre Rachel Parker (Harry Osborn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora