Capítulo 3

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GUILIA

Lucas Andrade.

Mi hijo de 18 años.

-Ma... Ma.... Mamá.

-Eso es cariño, dilo de nuevo. – Chillo emocionada.

Mi pequeño y regordote bebe aplaude.

-¡Mamá!

Abro mis brazos para mi bebe grandote, este me sonríe para atraparme y abrazarnos fuerte.

-¿Te desperté?- Susurro.

El niega.

-Tengo que hacer unos papeleos importantes y el bus que va a esa zona pasa a las 6 am, por lo que tengo que correr.- Murmura con una mueca de cansancio.

Una mueca se instala en mi cara.

Hago un conteo mental de cuanto tengo en mi bolsa y sé que si hago este sacrificio, me tocara caminar por una semana hacia la universidad para la que trabajo, pero esto es ser madre, no importarme que tendré ampollas en mis pies si mi bebe está bien.

Una mamá hace por su hijo lo mejor si eso significara que ellos estarán bien.

-Sigue durmiendo, te dejare dinero para un taxi- Murmuro.

-No mamá, tranquila tomare el autobús, no podemos darnos este lujo y...

-Toma el taxi, no le contradigas a mamá.

Me sonríe negando a la vez pero besa mi frente sonoramente.

-Te amo, mamita.

-Y yo a ti, mi bebe.

Regresa a su habitación a seguir durmiendo y me mentalizo que no debo hacerlo preocupar, no me gusta ver su frente arrugada, soy su mamá y mientras yo pueda hare lo que este en mis manos porque mi bebe este bien.

Observo la luz del pasillo de la tercera habitación encenderse.

-¿Quién es mi papá, porque no tengo un papá?

Mi madre jadea a mi lado.

-Debes decirle la verdad- Me susurra.

-No te metas en esto, suficiente daño no has hecho.

-Guilia.

-Yo soy tu papá y también tu mamá ¿No es genial cariño?

El aplaude emocionada.

-Es genial, mami.

La puerta se abre dándole paso a mi madre, la causante de tanta miseria y daño, pero que sin importar nada es mi mamá y por eso le tengo el respeto que le tengo.

-Buenos días, Guilia.

No le guardo rencor.

-Buenos días, madre.










💛

AUSTIN

Termino de teclear en mi computadora de la oficina, pero sin dejar de hablar por la video llamada de mi laptop con mis hijos.

-¿Esta todo en orden entonces? –Cuestiona mi hijo mayor Brian.

Asiento observándolo de nuevo.

-Todo listo ¿Vendrás con ella no?- Le cuestiono.

No me gustaría que mi Diane viaje sola.

-Obvio papá- Es su respuesta a la cual sonrió.

-Diane ¿Estas bien?- Cuestiono a mi cabeza roja.

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