Capítulo 29

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💛

GUILIA

¿Así se siente un corazón roto?

¿Así se siente un amor no correspondido?

Se siente como si el alma doliera, lo cual es patético por que no te puede doler algo que es abstracto, pero cuando te enamoras, amas y te rompen se siente que las cosas abstractas sienten, incluso esas que son una locura.

Han pasado más de veinticuatro horas en las que Austin entro a mi casa a decirme su razón patética, ilusa del porque no podíamos estar juntos.

Ha sido una noche horrible, en donde mi hijo tuvo que recoger mis pedazos rotos y decirme las mil razones porque no era la culpable, pero aun así seguía creyendo que era mi culpa.

-Es mi culpa, soy una mujer que fue violada, soy pobre, soy horrible, solo era cuestión de tiempo que él se diera cuenta para que me dejara. – Suelto.

Levanto la mirada hacia mi psicóloga, se pone de pie y me insta a que me levante, su mano es calidad cuando me jala hacia el espejo de su consultorio.

-Mírate y repite las veces que sean necesarias hasta que te lo creas "No es mi culpa" "Soy absolutamente hermosa" "Me amo"

Nunca había tenido problema conmigo misma, por cómo me veía, por si estaba dañada, por si era fea, gorda o delgada, nunca esos pensamientos habían pasado por mi cabeza hasta que fui la novia de Austin Cameron, hasta que empecé a indagar en su vida y supe que nunca había tenido una novia oficial como tal, porque todas habían sido como ellos en la sociedad suelen llamar folladas de una noche.

Entonces estuvo Elle.

Esa mujer que es bellísima, esa mujer que logro que Austin estuviera doce años enojado por ella.

¿Qué tenía yo de diferente?

-Lo siento- Me susurro a través del espejo, no es la primera vez que hacemos este experimento con la mente y el espejo –Te amo Guilia, eres hermosa.

Parece ser suficiente para la psicóloga que me lleva a sentarme de nuevo, mis lágrimas siguen cayendo.

La psicóloga no me presiona, deja que tome mi tiempo y continúe hablando a mi ritmo, a mi tiempo, eso es lo que me gusta de ella, su confianza hacia mí.

-Dijo que no lo quería, que no lo amaba porque no se lo había dicho, que el daba y yo no.

Tomo otro pañuelo y lo sorbo por mi cara.

-¿Y lo amas?- Cuestiona.

-No lo sé- Soy sincera.

-¿Por qué no lo sabes?

-Porque nunca supe que era amar, porque nunca tuve la oportunidad, porque papá me arrebato eso y...

-Veo cual es el problema- Me corta.

Levanto la mirada para verla.

-¿Cuál?

-Siempre que das excusas, sales reluciendo que tu padre te arrebató la oportunidad, le hechas la culpa, sigues sin superarlo y piensas que todas las cosas que pasan en este futuro donde tu papá muerto es el culpable de lo que te pasa.

Ahogo un jadeo.

-Lo es, si él no me hubiera violado mi vida fuera diferente.

-Y posiblemente tienes razón, pero han pasado años querida, es momento que dejes de involucrar a tu padre en tus problemas, es momento que si sucede algo creas que es por ti u otra personas, no porque tu padre te arrebato la oportunidad, déjalo morir, deja morir todo lo que te haga daño.

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