7| Complejamente Transparente.

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— ¡Basta, Kerem! Has perdido la cabeza –la mirada risueña de Nazneen es lo primero que ve Ferman al acercarse a la habitación.

— Oh, vamos, bebé, solo será poquito.

— Lamento interrumpir, –su semblante es bastante serio, pero a la castaña no le sorprende, él siempre está de mal humor –señorita Dyncer, necesito hablar con usted.

— Ahora vuelvo.

Sale de la habitación y sigue al doctor hasta su oficina, jamás había estado en ese lugar, muy formal y poco ostentoso pero con una vista bastante hermosa hacia el exterior. No había adornos o plantas como en la oficina del doctor Adil, solo gabinetes, libros y un cubo rubik Zhengzhou, muy a su estilo, lo mismo pasaba con los atuendos del ojiazul, aunque su estilo lo hacía ver bastante atractivo y maduro.

— Siéntese, –extrañada obedece y espera a que hable –después de que realizó el papeleo para la familia Öztürk, he analizado la situación y considero impertinente que usted lleve el caso, ya que son conocidos suyos y puede ser contraproducente, por ello me he comunicado con Burcu para que le asigne el caso que está llevando Demir.

Nazneen escucha atenta las palabras del jefe de residentes, pero algo le parece extraño, hace no mucho Nazli atendió a su amiga y no hubo problema alguno. Sin embargo decide no decir nada, cosa que extraña al ojiazul, ya que ella se caracteriza por decir todo lo que pasa por su cabeza o al menos retarle.

— ¿Alguna duda, señorita Dyncer?

— Ninguna, doctor, avisaré a la familia e iré de inmediato con el doctor Demir.

Ferman asiente satisfecho y la joven sale a hacer lo que ha dicho, al menos fue una buena razón y no por el hecho de pasar mucho tiempo con Kerem y su madre.

...

— Señorita Dyncer, creí que ayer había sido demasiado claro en cuanto al paciente Öztürk –la rabia es evidente en la mirada de Ferman, quien la intercepta al salir de la habitación de su amigo.

— Yo...

— ¿Necesita una orden por escrito? ¿Acaso usted tiene demasiado poder como para hacer su voluntad? ¿O quizá se olvidó de la indicación que le di? –la castaña trata de respirar para controlarse y no darle un buen golpe en esa bonita cara de amargado que se carga el ojiazul. Medita uno segundos su reacción y decide ignorarlo, continua su camino cosa que aumenta el enojo en Ferman – ¡Te estoy hablando, Nazneen! –aumenta el volumen en su voz deteniendo el andar de la joven y obligándola a caminar nuevamente al lugar donde se encuentra.

— Tres cosas, doctor: –le muestra sus tres dedos, luchando contra la furia que invade su sistema – uno: no es necesaria la orden escrita y mucho menos olvidé su indicación, ya he cumplido con mi trabajo y si tiene duda pregúntele al doctor Demir. Dos: estoy fuera de mi horario laboral y por eso me tomé la libertad de visitar a Kerem y su madre. Y número tres: sí, yo tengo demasiado poder para hacer mi voluntad porque a fin de cuentas soy mi propia dueña y usted no es quién para prohibirme ver a mi amigo –la sorpresa en el rostro de Ferman aumentó aún más cuando captó que la castaña había usado esta última referencia a su favor dándole otro sentido. –Ya que aclaré estos puntos sin tener necesidad de rendirle cuentas, me retiro. Que pase buena noche.

Caminando lo más rápido posible para alejarse de él, lo podrá querer mucho, pero no por eso va aguantar este tipo de cosas. La ventaja era que el pasillo estaba despejado, o eso creyó.

— Vaya, ni yo me hubiese atrevido a hablarle así al doctor Ferman –la voz de Demir la detiene de golpe –pero admiro tu valentía –le da una palmada en el hombro y se va sin más.

Dr. FermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora