22| Encuentreme Si Puede, Doctor.

453 35 2
                                    

Otra vez esa pulga estaba disgustada, pero más tarde hablaría con ella, ahora aprovecharía esta intervención de Beliz para aclarar algunas cosas. La pelirroja no tenía idea de que, precisamente era la joven que se fue, era la razón por la que el ojiazul ya no buscaba nada de ella; sin embargo, no estaba dispuesta a dejar ir a aquel hombre que por mucho tiempo fue su refugio, ahora estaba completamente sola y, aunque él le seguía mostrando apoyo, no era lo mismo. Además si seguía estando para ella quería decir que aún no tenía a alguien más y aun podían reconciliarse, pero no tardó mucho en ver su error...

— Beliz, esto tiene que parar –habla el ojiazul una vez dentro de la enorme oficina –no podemos seguir así.

— Estoy de acuerdo, Ferman ya fue demasiado tiempo, –comienza a acercarse mucho más a él con la intención de acariciarlo –hemos estado juntos desde hace...

— No, Beliz –la detiene por los hombros –me refiero a que ya no voy a estar para ti cada que me llames.

— ¿Cómo?

— Beliz, eres una gran mujer y estoy seguro que no necesitas de mí para sobrevivir, durante mucho tiempo fuimos un equipo, pero ahora cada quien debe seguir su camino...

— Pero yo quiero estar contigo.

— Eso ya no es posible...

— ¿Y qué haré, Ferman? –le interrumpe –Kiviljim cada vez es más pesada y todo esto de su embarazo me tiene mal, –comienza a quebrarse –sé que quiere apoderarse de todo lo que mi padre construyó y ahora que no estas a mi lado soy más vulnerable para ella; sin mencionar que estamos en medio de un crisis financiera. Adil y tú son los únicos en quienes confío, no puedes simplemente dejarme sola, yo no sé qué haría, necesito...

— Pero no me necesitas cada cinco minutos a tu lado, Beliz, necesitas enfocarte; por supuesto que te apoyaré en lo profesional; pero solo en horario laboral, esto se está saliendo de control, ya no puedo estar para ti como antes, tengo otras prioridades ahora.

— Eres lo único que tengo, Ferman, ¿cómo puedes hacerme esto?

El rostro lleno de lágrimas de la que una vez fue su pareja, le hacía sentir incómodo e impotente, porque aquella mujer se merecía lo mejor, merecía ser feliz y prospera, merecía dejar de batallar con su pesada madrastra. Pero sabía también que la pelirroja estaba buscando algo más, él no era el culpable de que todo eso estuviera pasando, ninguno de los dos se merecía que Ferman aceptara volver con ella solo por compromiso. La apoyaría, claro. Pero no podía ser esa persona que Beliz estaba esperando, no caería en una falsa culpabilidad, porque a fin de cuentas fue ella quien propició este rompimiento.

— Escucha, Beliz. Mientras sigas con esa idea, solo podré ofrecerte mi apoyo profesional y cuando comprendas que ya no podemos ser algo más, entonces te apoyaré también con mi amistad –se dirige a la puerta, pero ella lo detiene aferrándose a su cintura.

— Por favor, no puede ser que por una estupidez haya terminado todo lo que construimos –el ojiazul suspira y zafa el agarre antes de girar hacia ella.

— Escucha, –la toma por los hombros y trata de ser lo más delicado posible –el tiempo que estuve contigo fue muy bueno, pero si terminó por una estupidez como tú dices, quiere decir que no era algo fuerte. Debemos aceptar que ya era algo monótono, como un par de amigos jugando a ser pareja, tal vez ahora no lo veas así; pero con el tiempo comprenderás que no...

— Vete –el ojiazul la miró fijamente, comprendía su enojo, pero no iba a ceder ante un capricho – ¡Te he dicho que te vayas, Ferman! No tiene caso que continúes aquí.

El cirujano dio media vuelta y finalmente salió dejando atrás a esa pelirroja hecha pedazos, no se sentía bien dejarla así. Pero él mismo dijo, ahora tenía otras prioridades, prioridades de baja estatura, con un orgullo del tamaño del mundo que era experta en hacerse la escurridiza, pues no la volvió a ver el resto de la jornada laboral.

Dr. FermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora