27| Quédate Conmigo Esta Noche.

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— ¿Por qué tú si puedes correr y yo no?

Aquella voz masculina la detiene en seco, era una voz muy conocida y con la que llevaba conviviendo casi a diario las últimas semanas. Zalián le dedica una mirada acusadora y se cruza de brazos, esa enana hasta suerte tenía, pues justo ahora el doctor Ferman se encontraba fuera de la ciudad junto con Alí y Nazli. La practicante se gira para enfrentarlo, pero antes de decir algo puede observar el ramo que lleva en las manos y entonces suelta el aire y le mira con cansancio a lo que él solo ríe.

Hacía días que Nazneen estaba recibiendo flores y regalos, pero no eran de Ferman, él lo había dejado claro después de enfadarse por ver el ramo de rosas que cargaba su novia con una gran sonrisa; por supuesto después de aclararle que él no fue, la alegría se esfumó. Zalián al ser con el que más convivía sabía de la situación y solo se limitaba a burlarse o, como en este caso, hacer de repartidor. Nazneen no tenía idea de quién se trataba, pero este tipo de hermosas atenciones hacían que el ojiazul se molestara.

— No cabe duda que tu admirador tiene buen gusto –huele la hermosas orquídeas color lila.

— ¿Preguntaste quién lo dejó?

— Claro que no, cuando llegué a recepción el repartidor ya se había ido. Le pregunté a Gülin si eran para ti y cuando me dijo que sí, me ofrecí a traértelas –sonríe con socarronería.

Zalián Jazlev era todo un caso aparte, siempre llevaba una sonrisa en el rostro y el nivel de sarcasmo que manejaba era casi como el de Nazneen, por lo que habían creado un lazo bastante fuerte y que les servía para con los pacientes más pequeños. Por supuesto, el jefe de residentes no estaba del todo contento y su trato con el nuevo residente era peor que el que tenía con Alí; sin embargo Zalián sabía cómo salirse con la suya, además al ser profesional en lo que hacía no daba pie a que el ojiazul le reclamara algo al respecto.

— Este es muy hermoso, deberías quedártelo, al cabo tu señor ogro no está –desde que supo cómo le llamaba anteriormente Nazneen a Ferman, él no ha parado de burlarse y aprovecha cada oportunidad para llamarle así.

— Es hermoso, –toma el ramo entre sus manos –pero mi ogro de ojos bonitos llega hoy por la tarde.

— Uy, si ve esto habrá problemas en el paraíso, lo mejor es que me lo quede –toma el ramo de vuelta y continua su camino, pero la castaña lo sigue muy de cerca.

Los nuevos amigos se dedican a sus labores el resto del día, afortunadamente el trabajo está tranquilo y no ha habido emergencias, por lo que el trabajo se limita a papeleo y dar seguimiento a los caso que ya se tienen.



— ¡Nazneen! ¿Te has enterado? –la mirada que le dedica la castaña le confirma a la rubia que no sabe de lo que habla –el avión en el que viajan Nazli, Alí y doctor Ferman tuvo una complicación –el color abandonó por completo el cuerpo de la joven.

— ¿De... –tragó saliva –de qué hablas, Acelya? –se temía lo peor y su voz delataba la preocupación que sentía.

— Parece ser que uno de los pasajeros comenzó a sentirse mal sin razón aparente hasta que se desmayó y el doctor Ferman lo atendió, –la rubia comenzó a relatarle lo que había escuchado Selvi hace unos minutos –pero en seguida muchos otros comenzaron a tener los mismos síntomas incluidos el piloto del avión y su copiloto –un grito ahogado fue soltado por la castaña, Zalián quien escuchaba atento esperando a que todo se hubiese controlado posó una mano en el hombro de Nazneen para darle apoyo –y para complicar más las cosas Alí tuvo una de sus crisis y Nazli sufrió un desmayo al enterarse de lo del piloto.

— Dime que están bien –apenas dice en un hilo de voz.

— Afortunadamente el copiloto logró poner el avión en modo automático antes de desmayarse también, –Nazneen suelta un suspiro de alivio –al despertar buscaron la forma de aterrizar lo más pronto posible, la ventaja es que ya se encontraban cerca de la ciudad.

Dr. FermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora