36| Verdaderos Rostros.

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Un zumbido agudo hace que Nazneen reaccione y abra los ojos con rapidez, todo alrededor es oscuro a excepción de la luz que se filtra por la ventana. No reconoce el lugar y eso causa que su corazón comience a bombear con fuerza, intenta levantarse con las pocas fuerzas que tiene a causa de la sustancia que la ha mantenido dormida, se dirige lentamente a la puerta, pero esta no cede y eso logra ponerla aún más nerviosa.

"¿Dónde diablos estoy?" se repite una y otra vez mientras continúa luchando inútilmente contra la cerradura, "¿dónde está Ferman?", su corazón da un vuelco de solo pensar que él le haya ocurrido algo también. Sus recuerdos son borrosos, después de ingresar al baño todo está completamente en blanco, ahí no había nadie, al menos no que ella recuerde.

De pronto escucha pasos acercarse a la puerta sobre la que se encuentra recargada, el sonido de la llave siendo introducida para abrirla la hace retroceder por inercia, lleva sus manos al pecho esperando encontrarse con lo peor, pero el rostro de aquel hombre que termina encendiendo la luz de la habitación le resulta bastante familiar.

- ¿Us... usted? -sus ojos están muy abiertos ante la sorpresa, él jamás dio indicios de quererla raptar. Aquel hombre sonreía con demasía y eso solo lograba ponerla aún más nerviosa.


El acta policial ya había sido levantada para comenzar con la búsqueda de la castaña, pero Ferman no iba a esperar a que la justicia hiciera su trabajo, él seguía dando vueltas por toda la ciudad buscando a su pulga. Habían pasado horas desde que la perdió de vista y su cuerpo ya le exigía descanso, pero él no estaba dispuesto a parar hasta encontrarla. Se detenía a inspeccionar cada auto amarillo que fuese similar al que vio en el video de seguridad e interrogar/amenazar a sus dueños, pero ahora solo había conseguido cinco denuncias y ni una sola pista de la castaña. Justo estaba por detenerse junto a otro auto similar cuando una patrulla lo bloqueó.

- ¿Tienen noticias sobre Nazneen? -fue lo primero que dijo cuando el oficial se acercó.

- Las unidades siguen buscándola, pero es necesario que usted venga conmigo.

El confiado ojiazul obedeció creyendo erróneamente que tenía algo relacionado con su pulga, pero al llegar a la estación, fue llevado tras las rejas derrumbando toda esperanza de encontrar a su pulga y, con una creciente rabia e impotencia en todo su sistema, comenzó a gritar histéricamente. Golpeaba una y otra vez los barrotes, sin embargo los oficiales no le prestaban atención; comprendían su desesperación, pero los arrebatos del ojiazul queriendo hacer justicia propia solo entorpecían su investigación.

- Muchacho -al levantar el rostro y ver al entrañable doctor Adil, Ferman se pone rápidamente de pie esperando tener alguna buena noticia, sin embargo no pasa mucho para saber que todo sigue igual allá afuera, ¿Cuántas horas necesitan estos policías para encontrar a mi novia? -te he traído algo de comer, han pasado muchas horas y debes tener energía para seguir con esto.

- No tengo hambre, solo quiero que Nazneen regrese.

- Los oficiales están haciendo todo lo que pueden, pero la persona que se la llevó tenía todo planeado y parece que ya la tenía vigilada desde mucho antes.

- No debí dejarla sola -demuestra por fin los pensamientos tormentosos que lo han estado atacando y su voz se va quebrando de a poco hasta que ya no puede contenerse y lágrimas comienzan a correr por sus mejillas -yo... debí protegerla, debí estar con ella, cuidarla, debí darme cuenta de lo que pasaba, pero...

- Pero muchacho, cómo ibas a saber lo que pasaría, además ella iba a un lugar donde necesitaba privacidad, no es normal que hasta para hacer sus necesidades tengas que estar presente. Ferman, te conozco y sé que justo ahora estas echándote culpas que ni siquiera son realistas, pero escúchame bien -lo toma de los hombros obligándolo a levantar el rostro -la vamos a encontrar y esa persona pagará ante la justicia. Sus padres ya están repartiendo volantes por toda la ciudad, confío en que pronto tendremos noticias de ella.

Dr. FermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora