41| La pulga entre mis brazos.

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Tanju y Nazneen almorzaban alegremente bajo la atenta mirada del jefe de residentes. Desde ayer esa pulga malcriada no le había hablado, ni respondido a sus mensaje y llamadas. Era obvio que le molestaba la situación con la paciente del 532, amaba verla en estado celoso. Las pulgas celosas son demasiado tiernas y hermosas. Pero también le desesperaba que su pulga, en lugar de decirle cosas, le aplicara la ley del hielo.

Al menos esta vez no había corrido a los brazos de Jazlev y solo compartía tiempo con su padre. Pero esto pronto cambiaría, solo se distrajo un momento con le teléfono y, cuando volvió la vista, Nazneen se dirigía a la puerta con el pelinegro. Minutos después Tanju estaba frente a él.

- ¿Qué le hiciste a Nazneen?

- ¿Disculpa? -eleva una ceja, el hombre nunca había sido de su agrado y ahora que venía en modo padre protector tampoco le hacía mucha gracia.

- Te informo, Ferman, que dejarás de atender a la paciente Ozturk; así que limítate a mantenerte lejos de esa área.

Tanju estaba actuando en favor de su hija como lo había hecho últimamente, aun no le convencía que Nazneen saliera con él, pero tampoco quería verla fingiendo que todo estaba bien cuando en realidad la situación le incomodaba.

- ¡Gracias, Tanju! -se levanta sonriente, por primera vez le gustó que el cirujano metiera sus narices en el asunto. Actitud que lo descolocó por completo.

- Que quede claro que...

- Lo sé, lo hiciste por ella, no por mí.



- ¿Me seguirás ignorando o ya podemos hablar? -su grave voz provoca que la castaña de un pequeño brinco del susto. Ha anochecido y la mayoría se ha ido a casa, Ferman ha dejado de lado su uniforme y ahora va de civil como tanto le gusta a Nazneen.

Tarda en responder, en realidad los celos provocados no fueron tantos, pero debía vengarse de la pregunta llena de burla sobre las dos novias del hombre frente a ella. Es decir, le molestó que tocaran esa barba que le pertenecía y que descaradamente se le declararan a su novio y que éste no le haya aplicado alguna de sus frases llenas de enojo o quizá una inyección letal. Cosas simples, pero efectivas.

- Nazneen...

- Solo una cosa, doctor: la única con derecho a acariciar esa barba -lo señala -soy yo.

Una enorme sonrisa se dibuja en su rostro y rápidamente la atrae hacia él para besarla. Nazneen pasa sus manos por esa barba que tanto le encanta y posteriormente va hacia su nuca; debe ponerse de puntillas para alcanzar a abrazarlo y él la carga dándole mejor agarre.

- Escucha bien, pulga celosa, la única mujer que me vuelve loco y con la que quiero estar es esta pulga que tengo entre mis brazos -una enorme sonrisa se dibuja en el rostro de Nazneen, aquellas palabras habían impactado directamente en su corazón, el cual no hacía más que latir desenfrenadamente. Poniéndose de puntitas se acerca parabesarlo nuevamente.
-Es bueno saberlo, además aclare le a su paciente que su novia habla tres idiomas, no solo dos como ella - finge suficiencia.
-¿Ah, sí? - asiente -turco, inglés y ¿cuál es el tercero?
-Italiano. Ya sabes il burro, bambino, ragazzo, mela, fontana di Trevi, pizza, la donna è mobile - suelta una risa para sí misma y Ferman la sigue sin dejar libre su cintura.
-Sí que sabes italiano.
-Sì, un pochino.

...

El imponente doctor y jefe de residentes, Ferman Eryiğit, había pasado los últimos días alerta, en espera de la broma con que lo amenazó Nazneen después de su regreso y que había reafirmado después de aclarar la situación con la paciente insoportable que no dejaba de acosarlo. La pulga había actuado con normalidad, parecía como si lo hubiese olvidado, habían pasado tardes enteras juntos y nada; su última semana en el Berhayat había pasado volando y con la tranquilidad que un hospital demanda.

Dr. FermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora