21| Choques Y ¿Celos?

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El sol se colaba por la venta, parecía como si la noche anterior solo hubiese sido una pesadilla con final feliz. Pero no fue eso lo que despertó a Nazneen, sino el delicioso olor a Hot Cakes que se filtraba por la puerta entreabierta. Rápidamente fue al baño a asearse para correr al lugar donde se originaba ese aroma.

- Buenos días, Pulga -el ojiazul, quien se encontraba de espaldas, se giró levemente para verla y ella inevitablemente soltó una pequeña risa ante ese apodo.

- Buen día, Jirafo -tomó asiento en uno de los taburetes de la barra de la cocina observando cómo él sacaba el último hot cake del sartén y comenzaban a decorarlos con miel.

La vista de la que ahora disfrutaba la castaña era incomparable, a pesar de estar ambos en pijama, se sentía como algo tan íntimo a pesar de solo ser la hora del desayuno. En cuanto Ferman puso el plato frente a ella, no pudo evitar cerrar los ojos y disfrutar del olor. Amaba los panqueques acompañados de una malteada, que no tardó en llegar frente a ella.

- Sé que no tomas café porque te hace daño, por eso preparé una malteada de vainilla.

- Agrega un sándwich y será el desayuno perfecto.

- Con un "gracias" bastaba -dice burló y ella solo ríe.

- Me encanta, gracias, doctor -el mencionado frunció su ceño.

- Necesitamos hablar, Nazneen y espero que esta vez no salgas huyendo.

- Necesito terminar de comer, sino esta vez el que saldrá huyendo será otro -automáticamente una de las cejas del ojiazul se elevó, ¿quién se creía esa pulga para decir tal locura?

Estaba a punto de responder pero el verla disfrutando de lo que había preparado le detuvo, después de todo, el desayuno era importante y no le apetecía echarlo a perder con discusiones. Sin embargo, esa platica destinada para el final de esa comida, no llegó hasta muchas horas después cuando comenzaban a adentrarse en la ciudad.

- Tal vez le afectó oler tanto desinfectante o yo comienzo a alucinar, pero este no es el camino hacia el Berhayat -comentó la castaña cuando el ojiazul comenzó a bajar la velocidad para estacionarse frente a un parque, el cielo estaba oscuro y eran casi las once de la noche. Aunque su labor no fue tan extraordinaria como el día anterior, la cantidad de pacientes había aumentado logrando que ambos salieran de Çatalye más tarde de lo previsto.

- Jah, jah... no se haga la tonta, señorita Dyncer, sabe bien que debemos hablar.

Un escalofrío se adueñó del cuerpo de la castaña y un revoltijo inundó su estómago, solo que esta vez no era de emoción como cada que lo veía, esta vez sabía lo que vendría a continuación...

- Lamento decirte que las palabras no son mi fuerte, -comenzó -pero es necesario que aclaremos todo esto. Nazneen desde hace mucho tiempo he... -el sonido de su teléfono interrumpe su oración y, sin mirar de quien se trata, oprime un botón para que deje de sonar -Nazneen, de verdad me importas y quiero estar contigo, no tienes idea realmente de cuánto... -nuevamente es interrumpido.

- Puede ser una emergencia -él le asiente con la cabeza y si mirar el remitente contesta.

- Al fin contestas, es muy tarde, ¿pasó algo? Debían llegar hace horas.

- Hubo un retraso por los pacientes, pero todo está bien, vamos llegando a Estambul, en unos minutos estaremos ahí.

- De acuerdo, avisaré a Tanju y pediré algo para cenar, debes estar hambriento y...

- No es necesario, deberías ir a descansar, mañana por la mañana estará listo el reporte.

Después de terminar esa llamada la mano que estaba en el volante se aprieta con fuerza, precisamente la causante de que la castaña junto a él lo rechazara era quien había interrumpido su intento por arreglar las cosas. Le gustaba el saber que Nazneen sentía celos, pero le molestaba que su orgullo la alejara de él. No estaba dispuesto a cortar de tajo su relación fraternal con Beliz, Nazneen tampoco quería que él dejara de hacer cosas solo por ella, pero debía poner fin a todas estas situaciones en las que debía elegir entre una y otra. Aunque la pelirroja había sido parte importante en su vida y aún le guardaba cariño, él en verdad quería que las cosas funcionaran con Nazneen. Debía hablar con Beliz, sin duda podían ser amigos, pero ya no estaría pendiente de ella las 24 horas, sus prioridades habían cambiado.

Dr. FermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora