26. Ecos de amor.

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Dos cosas: Uno. Disculpen tanto el atraso, al fin les traigo contenido nuevo. También les pido que me tengan paciencia ya que pueden haber errores, ya los iré corrigiendo.
Dos. Mami, me hackearon.

Ahora... a leer :P

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Ya había oscurecido, y junto a mí los minutos van volando. Ando de lado a lado en la alcoba, buscando algo con qué convinar el conjunto de hoy. Acababa de salir del baño por lo que estaba en busca de ropa interior, busco y busco y lo que encuentro me hace sonreír de manera irónica. Este era el regalo de mi hermana, como no suponerlo.

Constaba de dos partes, el brassier era de tela transparentosa y de color rojo, en los bordes estaba decorado de un bordado muy elaborado y los tirantes eran del mismo rojo, éste era tan intenso que lograba hacer ver mi piel más pálida de lo común. Y al igual que el brassier, la parte de abajo es igual, solo que en la parte de atrás solo consta de un tirante.

¡Santa madre de las papayas!

¿Ana cree que me pondré algo así?

Pues no, opto por algo más recatado y empiezo a vestirme con lo ya escogido. Maquillo un poco mi rostro; delineo mis labios de un tono rosa casi natural; alargo mis pestañas lo más que puedo, para así darle más ligereza a mi mirada y por último aperfumo mi cuerpo. Es una fragancia dulce, muy dulce.

Habíamos quedado en que Leam pasaría por mí el día de hoy luego de dejarme en mi casa, por lo mismo me siento en la orilla de la cama a la espera de su aviso. Desde dónde me encuentro puedo ver ese conjunto de lencería, lo veo debatiendome en si usarlo, llevarlo o simplemente echarlo a la basura.

El sonido de notificación me saca de mis pensamientos avisando que han llegado algunos mensajes. Reviso la bandeja de entreda, ignoro algunos mensajes de felicitaciones y busco el nombre que quiero ver.

Idiota Cooper <3: Espérame afuera, Sheldon.

Cómo decisión final, recojo el juego de lencería y lo guardo en mi bolso. Luego bajo las escaleras y me encuentro con mis padres quienes se encuentran en el sofá, viendo una película.

—Ya me voy.— les hablo a ambos, quiénes enseguida voltean en mi dirección.

—Estas hermosa mi niña— me dice mi madre, parándose y tomando mi rostro entre sus manos. Luego procede a abrazarme con distinguido cariño.

—Gracias, mamá— le respondo, sintiéndome incómoda por el cumplido.

—Me alegra verte tan radiante.— se separa quedando al lado de mi padre, quién se levantó del sofá y vino en mi búsqueda.

—¿Tiene nombre y apellido?— pregunta el mayor de los Mallcovish.

—Tal vez— me río con nerviosismo.

—Tráelo aquí, y dile que no lo mataremos por ser el novio de mi hija— dice mi madre con una sonrisa radiante, mientras el mayor de los Mallcovish me mira con los ojos entrecerrados.

Tales palabras hacen trasfondo en mi mente, dejándome en el hilo de mis pensamientos. Salgo a la espera del entrometido en mi mente, la brisa fría de la noche me hace temblar bajo las delgadas telas de mi falda.

Veo como el carro de Leam se aproxima y poco a poco se estaciona en mi frente, aún con el motor encendido, me posiciono en el asiento de copiloto. Mi humor es contagiado ya que pronto Leam me resive con una sonrisa, me inclino hasta alcanzar sus labios dando un cálido y rápido beso en los mismos.

A TU LADO [En curso] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora