11. Después de la confesión.

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Este capítulo no está revisado a la perfección, por lo que puede tener algunos errores ortográficos.

Con respecto a las bromas sobre las agrupaciones musicales entre Leam y Alisson, todo es broma. Solo busco un poco mas de humor a la novela, solo estoy parodiando. No se lo tomen a mal. Y, si ofendo a algún seguidor, mis sinceras disculpas :(

Ahora...A leer :D

LEAM

Mientras comemos las dichosas gomitas que trajo Alisson, puedo decir que soy afortunado de tener a la persona que me gusta a mi lado y sobre todo después de lo antes mencionado.

Y es que aún no me lo creo, en parte si porque podía notar su tensión hacia a mí, podía notar sus cambios cuando yo estaba presente, podía notar sus miles de tartamudeos cada vez que le hacía una pregunta, podía notar cosas que me daban la fortaleza para decirle lo que siento.

No sé a qué niveles yo pueda gustarle, pero haré hasta lo imposible para que ella necesite de mi, para que me quiera a niveles sobrenaturales.

Ya se estaba poniendo el sol, ocultando sus rayos, haciendo ver un hermoso atardecer. El cielo se pintaba de tonalidades diferentes, desde amarillo, naranja y luego azul, dándole paso a la radiante luna amarilla. Alisson veía espectante la puesta de sol, tanto que en sus ojos lo reflejaban, cuál espejo. Mientras ella veía entretenidamente el espectáculo frente a nosotros, yo veía un espectáculo apodado Ali.

—¿Nunca te han dicho que tus ojos se ven como llamas bajo el sol?— le digo, entre asombrado por tanta belleza y vacilante.

—La verdad es que siempre me lo dicen.— sabía que no lo decía en serio, pero luego una sonrisa burlona me lo confirmó.

—En realidad, no. Pero si me he dado cuenta.

—Tu lista, de las cosas que te llaman la atención, es muy reprimida.— le digo, haciendo movimientos con mis dedos, como si fueran comillas.

—Claro que no.

—Yo creo que sí.

Mi risa le llama la atención, tanto que se queda viendo descaradamente mis labios ovalados.

De pronto también me da por quedarme viendo los suyos, increíblementes carnosos y un tanto rosados. Al notar nuestra tensión levanto la vista hacia sus ojos. No los separo de ellos en ningún momento.

Su cara se vuelve escarlata, tanto que sus orejas parecen estar lo suficientemente calientes.

Jummmm...

Para alivianar el momento tenso, busco entre mis bolsillos mi celular. Ya se estaba haciendo tarde.

—Creo que debería irme, ya se está haciendo tarde.— al parecer me leyó la mente, pero estaría equivocada si creía que la dejaría votada allí.

—Si, pero yo te llevaré.

Su rostro se contrae en una sonrisa, que busca esconder hasta debajo de las piedras. Muy tarde porque ya lo noté. No sé si se debe a lo que pienso, pero si es así, no me quejo.

Mi carro estaba estacionado no tan lejos de allí, por lo que no duramos mucho en ir hacia el. Una vez frente a el automóvil ella me mira. Tan fijo que podría estar viendo a través de mi, y de mi pensar. Me gusta que me vea. Ah! Dios ¿A quién engaño? ME ENCANTA!.

No está tan mal ser su foco de atención, al menos de a ratos.

—¿Porque te gusto?— su pregunta me agarró de sorpresa. No tenía palabras para explicar, solo me gustaba.

A TU LADO [En curso] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora