12. El alma en pena.

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Un día después...

En la cocina puedo degustar el exquisito olor a comida casera. Mi madre está haciendo unas de sus principales especialidades culinarias con mayor entusiasmo de lo normal, ya que se encuentra escuchando unas de sus bandas favoritas.

Backstreet Boys.

Es una muy buena seguidora de dicha banda, ya que almacena cosas de ellos... Desde álbum's, hasta afiches animados.

Su buen humor se debe a que mi papá consiguió trabajo en un mejor lugar. Nuestra situación financiera es común, pero últimamente hemos tenido más gastos de lo normal. Además, mi papá sin trabajo, se reducen las ganancias para el hogar, por lo que solo quedaba mi madre como fuente de ganancia. También, las deudas. Las deudas fueron creciendo en cuanto mi papá no generaba ingresos por lo que mi mamá debía pedir prestado a sus amistades más cercanas para poder alimentarnos. Pero ahora que ambos se encuentran con trabajo podemos salir adelante, pagar cuentas debidas y sustentar lo necesario para el hogar.

Mi mamá siempre dice que solo necesitas el dinero para comer, estudiar y algo indispensable. Lo demás ya son lujos.

La verdad es que siempre me ha gustado su comida, pero ella no la hace muy seguido. Si no, mi papá. El Sr. Mallcovish, se ganaba la vida cocinando para el público en un restaurante no muy conocido en el centro de la ciudad, pero la competencia se hizo cada vez más grande a los alrededores, quitándole así la fama y buenas críticas al establecimiento, hasta que debieron cerrarla por completo.

Pero ya todo había terminado, mi papá tendría un mejor trabajo y mejor sueldo, por lo que mi madre está cocinando para celebrar.

Yo me encontraba al otro lado de la isla, preparada para acomodar la mesa antes de la llegada de mi papá. Mi mamá estaba de pie, frente a mí.

-Tu papá y yo saldremos al rato con algunos amigos.

-Ah, vale. ¿A dónde van?.- le pregunto, en camino hacia la mesa poniendo los cubiertos finales.

-Iremos a la casa de uno de ellos, es un poco lejos. Por lo que tal vez no lleguemos hoy.

-Pareciera que me estuvieras pidiendo permiso.

-No, solo que nunca te quedas la noche sola.- me dice, mirándome a los ojos. La verdad es que sí, nunca me había quedado tanto tiempo sola, siempre llegaban en la madrugada.

-No pasa nada, ma.- me llevo un pan a la boca, lo que causa que mi madre me dé una mirada de reproche.

-No te comas los panes. Y, no metas a nadie en la casa, si es algunos de tus amigos, me llamas.

Termino de acomodar todo, solo de esperar a que mi querido padre llegue.

Mientras tanto, decido meterme al baño y darme una ducha. Subo las escaleras lo más rápido que puedo, y atrás de mi viene mi perro Ramón. Enseguida entrar a mi habitación Ramón se acuesta en su cama improvisada echa por mi misma y yo me adentro en el baño.

El agua hace contacto con mi piel desnuda, haciéndome estremecer bajo ella. Y es ahí en dónde mi mente empieza a recordar cada cosa.

Todo lo ocurrido ayer fue muy inesperado, recuerdo haber estado muy nerviosa y verle fue un recordatorio de lo hermoso y sensual que puede llegar a ser. Su mirada en mi me volvía loca, su manera de hablar, de sonreír, todo me ponía ansiosa. Pero sobretodo me removió todas las neuronas, dándole lugar a las águilas en mi vientre en el momento que dijo que yo le gustaba. Todo fue un enorme sentimiento, que podía sentir mi corazón dar pulsaciones desesperadas.

Esa fue mi señal, yo no pensaba, no sabía que decía hasta que le dije que el sentimiento es mutuo. Aún no me lo creo. Simplemente salió sin razonarlo.

A TU LADO [En curso] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora