13. Una estrella fugaz.

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*ALERTA*

Este capítulo está editado una sola vez, por lo que puede haber errores ortográficos. Si los encuentran por favor díganme.

Pongan "A sky full of stars", de los dioses Coldplay en el momento que Leam diga "¿Estás lista, Ali?". Estaría increíble, y apta para el momento...

Ahora... a leer :D

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19 de Enero del 2025

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Caminando de lado a lado en la habitación, con el maquillaje a medio hacer, sin zapatos y sin la camiseta (para que no se ensucie por el maquillaje) mi tiempo va contra el reloj, alterando mi mente por la posibilidad de no estar lista a la hora acordada.

Cuando he encontrado el delineador, continúo con mi maquillaje. Decidí no ir muy cargada y empatucada, no me gustaría parecer un payaso. Por lo que solo he perfeccionado un poco mis cejas y pestañas. No me echaré rubor, basta y sobra con el natural.

Leam contactó conmigo, diciendome la hora en la que pasaría a buscarme. No falta mucho, alrededor de unos minutos. La verdad es que no pensaba cuando le dije que saliéramos hoy, menos cuando le insinué que estaría libre. Siempre estoy libre. Simplemente salió así.

Ja!

Terminando de arreglar el horror de persona que soy, alizo un poco mi cabello con las manos y me coloco la camiseta y zapatos. Mi vestimenta de hoy es de lo más sencilla. Pantalones cortos (no tan cortos), y una sudadera por el frío, y no olvidemos mis hermosas botas negras. Cuando se trata de ropa suelo elegir algo cómodo pero bonito, pero está vez tarde tanto elijiendo mi ropa, que hasta me pase la mayor parte de la tarde en eso.

Ya lista y arreglada, le escribo al señorito.

Yo: Ya estoy lista.

Enseguida madar el mensaje, el responde.

Leam: Dios! Cuánto ansiaba ver ese mensaje. Ya voy para allá.

Decido no responderle y voy directo al baño a laverme los dientes. Saliendo del mismo, puedo escuchar mi teléfono sonar. Lo primero que pensé fue que sería Leam, pero no...

-Estoy afuera, baja cielo.

¡Vete, vete, vete!

Joder, en qué momento decidí darle mi número celular a Óscar. Respiro hondo, llenando mis pulmones de oxígeno. No quiero responderle de mala manera, pero siempre de algún modo u otro, el logra sacar lo peor de mi.

Cuelgo el teléfono, aún sin responderle y bajo tan rápido como puedo a la planta de abajo. Abriendo la puerta y cerrándola de nuevo, camino dando zancadas hacia Óscar. Cuando estoy lo suficientemente cerca de el, hablo.

O, mejor le gritas.

-¿Que haces aquí?.

-No respondes mis mensajes, ni llamadas y estaba de paso por aquí.

Mmm, ya creo que no.

-Tampoco es como si tuviera la obligación de hacerlo. ¿O si?.

-No, no la tienes. Pero igual me preguntaba... si, mm...- se pasa la mano por su nuca, y empieza a desviar la mirada- ¿Quieres ir por unos helados?.

Dios mío, este hombre nunca se cansa. Siempre tiene las esperanzas elevadas, joder.

-Sabes que no me apetece. Y, por milésima vez, te digo que no quiero ir.

A TU LADO [En curso] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora