17. Pretty Girl.

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Este capítulo no está totalmente editado, por lo que pueden cambiar algunas cosas con el tiempo. Tampoco está totalmente corregido ortográficamente, disculpa si encuentran algún error. Cualquier cosa, saben dónde encontrarme ;)

Ahora, si... A leer :D

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Escuchar su voz es un recordatorio de lo increíble que puede llegar a ser, sin siquiera verle a la cara. Su voz suena un poco extrañada, pero a la vez cálida.

Al escucharla, me quedo inmóvil. Esperando a que mis piernas se muevan, pero solo consigo estar quieta, mirando a la distancia.

Escucho el crujir de las hojas marchitas, como si alguien las pisara en el camino. Es como una peculiar escena de película, cuando la chica se queda dramáticamente parada y el chico camina en su dirección, a la espera de alguna reacción.

-¿Alisson?- me pregunta. Acercándose más y más.

Es mi momento de girar, verlo frente a frente. Cuando procedo a hacerlo, puedo ver en sus ojos una nota de tristeza. Tristeza que me hace volcar el corazón, llenándolo de preocupación.

Inesperadamente, me acerco con un poco más de cautela. Él solo se quedó parado en su sitio, ahora de frente a mí.

Es increíble como una mirada te puede hacer entender lo que palabras jamás lo harían. Con su mirada entendí que necesitaba de alguien. Necesitaba de mi. Una mirada te puede transmitir orgullo, orgullo de ser los ojos de tu madre. Una mirada te puede transmitir seguridad, seguridad que te da el saber que con esa persona puedes estar en paz. Puedes sentir amor, amor que te da la sensación de ser la única persona querida por él. Pero, también la mirada puede transmitir rencor, rencor hacia esa persona que te ha quitado lo que mas amabas. También rabia, rabia por que tu hermana se comió el último chicle que había en la casa. Pero solo una puede pedirte a gritos lo mucho que necesita de un abrazo y una bonita palabra, y esa era la de él.

Rápidamente me dirigo a sus brazos, quienes me reciben con desesperación, que me hacen calentar por el frío de la noche. Debido a la diferencia de altura entre nosotros, debo ponerme de puntilla, pasando mis brazos por su cuello. Automáticamente dirige su cabeza a la unión de mi cuello y hombros, reposando así su frente en mi cuello y pasando sus brazos por mis caderas. Estar así es un poco incómodo ya que debo estar de cuclillas la mayoría del tiempo, pero vale la pena al sentir su respiración en mi cuello, al igual que sus brazos en mi cintura, dejándome con ganas de quedarme así para la eternidad.

No sé cuánto tiempo llevamos así, pero cuando siento que solo ha pasado cinco segundos, el se aparta con un poco más de brusquedad, lo que hace que frunsa un poco el entrecejo. Cuando está lo suficientemente erjido, recupera la compostura, pasando sus manos por su rostro con frustacion, como si le molestara toda esta situación.

¿Tan mala soy abrazando?.

-¿Que haces aquí?- le pregunto, saliendo de la ensoñación producida por el abrazo.

-Es un lugar público, ¿no?.

-Si, pero...

-Entonces has silencio y camina.- de repente empieza a caminar hacia el estacionamiento.

-No. Iré a mi casa. Por mi cuenta.

-Está a punto de llover.

-Igual me iré por mi cuenta.

Sin dejarle a réplica, empiezo a caminar, saliendo del parque. No creo que haya alguna persona en el mundo más terca que yo, eso sí lo admito, pero para mis adentros.

A TU LADO [En curso] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora