Capítulo 10

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Estaba muy oscuro, no podía ver por donde iba, era como caminar por un laberinto con los ojos cerrados

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Estaba muy oscuro, no podía ver por donde iba, era como caminar por un laberinto con los ojos cerrados. Había tropezado varias veces y se había chocado una que otra vez con la pared.

Como habían caído desde la planta superior, Usher pensó en un primer momento que estaban en una cueva, pero la pared no era rocosa, sino lisa, de piedra pulida. Eran unas galerías subterráneas construidas a propósito en el templo. Sentía que cuanto más caminaba más se perdía en aquel lugar, y por más que gritaba el nombre de sus compañeros nadie le contestaban.

¿Qué tanto se habían podido separar si estaban todos juntos y muy cerca cuando el suelo se derrumbó? No tenía ningún sentido.

A los ladrones se le cortan las manos, aunque sean niños.

Todo el cuerpo de Usher se tensó mientras un escalofrío recorría su columna al escuchar esa voz. Una voz que había tratado de hacer desaparecer en lo más profundo de su mente. Una voz que, aún 10 años después, le hacía temblar y querer desaparecer.

Se escuchó el sonido metálico y limpio de una hoja de espada cortando el aire, luego un grito agudo que dejó salir el dolor que alguien había sentido. Usher tapó sus oídos mientras docenas de recuerdos llegaban como rápidos flashbacks a su mente. Tan rápido como llegaban él trataba de eliminarlos, sin mucho éxito.

Los humanos son tan frágiles... No pueden regenerarse, mueren con facilidad de una simple enfermedad o infección, tienen cuerpos débiles.

A pesar de la crudeza de esas palabras se notaba que la voz no lo decía en tono de burla. La persona que hablaba lo decía completamente seria. Eso si es que esa voz espeluznante y que te traspasaba incluso el alma era humana.

Usher tropezó con algo en esa extensa negrura. Miró al suelo al pensar que era una roca o incluso el palo de las antorchas que habían perdido en la caída. Sus ojos se abrieron como platos y su respiración se cortó de golpe al ver un brazo humano en el suelo, rodeado de un charco de sangre. El brazo era pequeño, de un niño de no más de seis o siete años. El tajo que lo separó del cuerpo había sido tan limpio que el hueso mostraba un corte perfecto.

A pesar de que estaba acostumbrado a ver todo tipo de atrocidades, mucho peores que un simple brazo cortado, tuvo que desviar la mirada sintiéndose abrumado. Toda aquella escena le resultaba tan familiar que parecía una pesadilla, como si hubiera regresado al pasado.

Un pasado que no quería vivir de nuevo.

Usher retrocedió hasta que dio con la espalda en la pared. A los pocos segundos cayó de espalda al suelo recibiendo un buen golpe, la pared se había esfumado de repente.

La negrura desapareció dando paso a lo que parecía ser una pequeña celda dentro de una cueva. En lugar de barrotes de hierro había enormes estacas de madera atadas por gruesas cuerdas. El suelo tenía una alfombra hecha con paja que no resguardaba del frío ni la humedad del lugar.

Witch Hunters | Inazuma Eleven GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora