Capítulo 23

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El gigantesco bosque se extendía frente a ellos

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El gigantesco bosque se extendía frente a ellos. Se veía mucho más verde y frondoso que cualquier otro bosque que hubieran visto. Se notaba sin la menor duda que era la hondonada que tanto habían estado buscando. Incluso una extraña aura flotaba en el ambiente, era diferente y a la vez demasiado igual a la sensación que dejaba la magia.

—Se parece a los Valles de Oxia —señaló Zaphod.

—No, es aún más grande que los valles de Oxia —aclaró Enver.

—Se siente como si al entrar nunca volviéramos a salir —dijo Rowan sintiendo un escalofrío recorrer su columna—. Está claro que no sería bueno perderse ahí dentro.

Sol dio un par de pasos por delante del grupo. Hacía años que no visitaba aquel lugar, desde que las brujas de Edén lo acogieron.

Los recuerdos de la vida junto a sus padres, junto a su madre, volvieron a su mente tan rápido que lo abrumaron. Sintió sus manos sudorosas. Trató de quitarse la desagradable sensación de nerviosismo y miedo de encima. Miedo a reabrir viejas heridas.

Miedo a quedarse solo de nuevo como cuando era un niño.

Se asustó al sentir una mano sobre su hombro. Preston la apartó como si se hubiera quemado al tocarlo.

—Perdón, no quería asustarte —se disculpó algo avergonzado—. ¿Estás bien?

—Sí, no te preocupes.

Sacó fuerzas para formar una sonrisa que no convenció del todo a Preston.

—Venga, se nos va a hacer de noche si nos quedamos aquí charlando —Sol prácticamente huyó.

El grupo caminó hasta alcanzar el borde del bosque. El límite entre el reino de Altair y la Hondonada. El límite entre los humanos y los feéricos.

—No nos matarán nada más entrar, ¿verdad? —la pregunta de Rowan hizo que todos se tensaran.

—No digas esas cosas —dijo Neil.

Sol fue el primero en adentrarse en el bosque. Preston y después Colby lo siguieron. El resto simplemente los imitaron sin intención alguna de echarse atrás. No ahora que estaban tan cerca de lograr dar el primer paso correcto hacia una reliquia.

—Skie, quédate cerca de mí —le dijo Syo.

—Sí.

Ese bosque era muy diferente a cualquier otro que hubiera visto. Ni el bosque que rodeaba el gremio de cazadores, aquel en el que se encontraba el Templo de la Luna o el bosque Dhara'ah eran remotamente parecidos.

El silencio eran tenso y sepulcral. No se escuchaba el viento, el canto de los pájaros o a otros animales. Solo se escuchaban sus respiraciones y la hierva y hojas crujir bajo sus pies.

Trató de ver más allá de la vegetación que los rodeaba. Era tan poca la luz que pasaba entre las copas de los árboles que las sombras no dejaban ver muchos metros a la lejanía. Lo peor de todo es que desde que pusieron un pie en el bosque Skie se sentía observada.

Witch Hunters | Inazuma Eleven GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora