Capítulo 2

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El día se veía soleado, pero gracias a la brisa que corría por el bosque no se sentía ese calor abrumador de hace días

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El día se veía soleado, pero gracias a la brisa que corría por el bosque no se sentía ese calor abrumador de hace días. Tet aún recordaba el horrible camino hasta Rodda, con ese calor que le abrumaba y sin rastro de una sombra donde descansar en kilómetros. Horrible. Definitivamente no tenía ganas de repetir la experiencia.

Lo único que le consolaba era saber que habían hecho un buen trabajo allí; encontraron a la bruja, de rango B, y acabaron con ella sin demasiados problemas por suerte. Tal vez lo peor de aquello es que como Usher había dicho solo encontraron con vida a la última niña desaparecida de unos cuatro años. No había ni rastro de los otros dos niños de cinco y siete. Fue horrible tener que darles la noticia a las dos familias, por lo menos les quedaba el consuelo de que la familia de la niña estaba feliz de volver a tener a su hija con ellos.

—Con esta ya son cuatro brujas este mes —dijo para sí mismo mientras dibujaba un cuarto palito paralelo a los tres que ya había.

Abril hacía poco que había empezado y sin embargo ya habían tenido que enfrentarse a cuatro brujas, tres mujeres y un hombre. Pero todos hacían las mismas atrocidades que ellos no podían perdonar. Normalmente en un mes acababan con seis brujas, a lo sumo ocho si era un mes movido, pero al paso al que iban batirían su propio récord.

Miró a su compañero que estaba descansando bajo la sombra de un árbol. Estaba tumbado en el suelo con las piernas cruzadas y los brazos tras la cabeza a modo de almohada. Se lo veía tranquilo, como siempre, y eso a Tet le preocupaba. Incluso tras saber que dos niños habían muerto y ni siquiera encontraron de ellos ni los huesos -seguramente porque la bruja los usó en algún ritual- él no pareció más conmovido de lo habitual, y lo habitual para Usher era estar serio.

Que hubiera llegado a ese nivel de insensibilidad, por mucho que hubiera sufrido a lo largo de los años, era sorprendente. No lo juzgaba, él sabía por lo que el azabache había pasado y todo lo que había visto, él mismo también lo había hecho. Pero la diferencia entre ambos es que Tet aún era capaz de sentir esa empatía por los demás. Y Usher parecía haberla perdido mucho tiempo atrás.

Cerró el libro que tenía entre sus manos guardándolo en la bolsa de viaje y se acercó a su amigo. Tomó asiento a su lado sin saber si estaba durmiendo o solo con los ojos cerrados. Un suspiro por parte del mayor le hizo saber que estaba despierto.

—¿Qué vamos a hacer ahora? —preguntó el pelirrojo.

—Lo de siempre —dijo abriendo los ojos—. Necesitamos reabastecernos, casi no nos queda comida. Sería bueno pasar por el mercado de Yantra antes de seguir a cualquier lado.

—Ay sí, ya estamos en época de fresas y me gustaría conseguir algunas.

—Es fácil convencerte —sonrió levantándose del suelo para quedarse sentado—. Pues será mejor que nos pongamos en marcha o nos pillará la noche.

Aqua asintió y ambos se levantaron recogiendo un poco la zona asegurándose de que no se dejaban nada. Cuando estaban a punto de marcharse Tet miró hacia arriba al parecerle ver una sombra extraña, fue el momento justo para ver como un cuervo descendía hasta ellos. Usher suspiró al notar que no era un cuervo común y Tet se limitó a extender el brazo para que el pájaro se posara sobre su antebrazo.

Witch Hunters | Inazuma Eleven GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora