47. TERAPIA FAMILIAR II. OFTALGLOBULITIS.
Tony, mi hermano había llevado a la pequeña Mery a casa. Me soltó un discurso sobre lo que Mary podía comer y lo que no, dijo que era alérgica a las nueces y a la pina, dijo también que confiaba en mi.
-Trabajo, Katy también, no estoy aquí gran parte del día ¿estás consciente de que Quentin va a cuidar de ella un par de horas?
-Si, lo sé -dijo muy seguro.
Miré a Quentin hacerle gestos idiotas a Mery para que riera y pregunté:
-¿Estás seguro?
-Mira, firmé un contrato ¿si? No puedo renunciar, nos quedaríamos en la calle y Mery necesita ir a la escuela, la otra opción es un internado pero... no quiero dejarla.
-Oye, está bien, quiero cuidarla, la adoro, de verdad, es solo que necesito que estés consciente de que no puedo estar aquí todo el día sobre ella.
-Suerte que tenemos a Quen.
Rodé los ojos. -Eres el peor padre del mundo.
Sonrió y besó mi frente. -Y tú la mejor hermana.
-¡Perfecto! -gritó Quentin desde la sala con su móvil en alto- Quiero quince dolares y tal vez no le envie esto a Wendy.
Tony lo fulminó con la mirada.
Elevé las palmas y fui por Mery al soá.
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Le pedí al taxista que se detuviera en la entrada del consultorio de la doctora María.
Debía ir a terapia familiar para que la directora Green no se chivara con la policía sobre mi "mala tutela" y enviaran a Quentin a un orfanato. Pero la resaca de la noche anterior era increíblemente evidente en mis ojos rojos, hundidos y ojerosos ¿Qué clase de tutora podría demostrarle que era en aquella condición? Así que decidí recoger mi cabello en un elegante peinado (tenía que aparentar que no había olvidado la cita) y usar unos lentes oscuros.
-Odio esta maldita terapia -se quejó Quentin mientras caminabamos hacía la sala de espera.
-Pues no creas que me hace mucha gracia tener que venir justo ahora.
-Buenos días -saludó la doctora María demasiado alto.
Resistí el impulso de gruñir ir y detener mi cabeza con ambas manos.
-Buenos días -respondimos Quentin y yo al unisono.
-Adelante.
Entramos a la pulcra y pintoresca oficina de la doctora. Nos sentamos frente al escritorio y esperamos.
-¿Les ofrezco algo de beber? -pregunté mientras se sentaba.
-¿Luce? -pregunté Quentin arqueando una ceja.
Sonreí forzadamente y le propiné una patada debajo del escritorio.
-No gracias estoy bien.
-Si, ya hemos superado nuestro limite ¿no es cierto?
La doctora María arqueé una ceja.
Sonreí. -Entramos en una dieta de agua... mucha agua por las noches.
Los labios de la doctora formaron una O.
Pateé a Quentin con todo mi ser.
-¡Ouch, mierda!
La doctora abrió los ojos y la boca para decir algo pero me apresuré a preguntar:
-¿Son nuevas estas sillas?
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Reina del Desastre (LR #1) *DISPONIBLE EN LIBRERÍAS*
HumorLIBRO #1 Luce Webber tiene 23 años, mala suerte y una lengua con vida propia. Liam es un importante empresario de 25 años, serio, con enfoque al trabajo y un inexistente conocimiento de la palabra "diversión". Cuando ambos se ven forzados a trabajar...