Cap. 40

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~40~

El resto de la noche se me fue en platicas y risas con John y los Green, los tres eran personas increíblemente agradables y no podía imaginarme estar en cualquier otro sitio de aquel enorme lugar lejos de ellos...

Excepto en la barra de dulces, claro.

A la distancia, mirando sobre el hombro de la señora Green, pude ver el chocolate caer en litros enormes por cada una de las crestas de la fuente. Las fresas y el plátano yacían a junto unidos por un palillo elegante, un montón de dulces diversos y copas elegantes de vino fino adornaban el contorno de esa solitaria mesa.

No podía creer como tantas personas podían ignorar aquella zona, como podían beber y brindar en sus mesas mientras respondían a sus llamadas telefónicas sin pausas. Una vida organizada y aburrida. Una vida de negocios.

Sin esperar más me disculpé con John y los Green para aproximarme al paraíso en tierra profana que era la barra de dulces y acabar con aquel sufrimiento de una vez.

Al llegar a ella comencé a llenar mis fresas con chocolate mientras bebía otra copa con agua pero, aggh, no era agua... era vino ¿Quién demonios ordena vino blanco? Y sobre todo ¿Quién demonios no sabe distinguir entre el vino blanco y el agua natural? Yo por supuesto.

En fin, ya había iniciado y consideré descortés dejar a copa a medias junto a los dulces y el chocolate, así que me llevé de vuelta la copa a los labios cuando una mano se interpuso entre la copa y mi boca obligándome a pegar los labios torpemente sobre aquella superficie de piel cálida que desprendía un olor exótico sorprendentemente elegante y nada pomposo. Pronto la copa desapareció de mis manos.

-Creí que ya habíamos hablado de esto.

Parpadeé un par de veces tratando de asimilar la bizarra situación, creí que ya había terminado de pelear con Liam hace un par de horas.

-Creí lo mismo... -traté de alcanzar la copa en su mano pero el muy imbécil la elevó hacia atrás alejándola de mi al instante. Y yo era demasiado pequeña para estirarme y atraparla a tiempo-. También creí que ya habíamos pasado por esto. Regrésamela -ordené furiosa.

-Tengo la sensación de que no tienes ni un ápice de tolerancia al alcohol.

-Tengo bastante tolerancia al alcohol -defendí.

Liam arqueó una ceja sin inmutarse. Creo que tenía problemas con esa estúpida ceja, era como una alarma cada vez que hablaba conmigo. -¿Donde habías bebido antes y cuanto?

-Pues en... cuando estaba en... cuando fui a... -Mierda, era cierto, jamás me había pasado de una copa en la escuela militar- ¡No tengo por que responder a ninguna de tus preguntas!

Liav rió leve y dejando la copa de lado tomó mi mano y comenzó a caminar hacia la pista.

-¿Qué haces? -pregunté tratando de simular la oleada de pánico que se extendía por todo mi cuerpo.

-Te llevo a bailar.

-Ni siquiera me lo has preguntado -espeté.

-¿Quieres bailar?

-No.

-Vamos a bailar -aseguró caminando hacia la pista a paso firme y decidido mientras sostenía mi mano entre su brazo perfectamente doblado a 90°.

-No Liam, espera -supliqué logrando detenerle a medio paso de entrar a la pista-. Yo... es que yo no... nunca he... no puedo...

-No sabes bailar -concluyó.

-Si.

-Siempre hay una primera vez.

-Pues definitivamente no será esta...

Reina del Desastre (LR #1) *DISPONIBLE EN LIBRERÍAS*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora