60. MIEDO.
—¿Estás bien? —preguntó recorriendome con la mirada desde su sitio a varios metros de distancia con la nieve cubriéndole hasta las rodillas.
—Si... ¿Y tú?
Liam asintió, se puso de pie y caminó despacio hacia mi sosteniendo su pecho como si en cualquier momento se le pudiera caer, pero su marcha se detuvo cuando frenó en seco de pronto y me miró con expresión horrorizada.
—¿Qué? ¿Hay otro auto atrás de mi? Por que si es así te sugiero que mires hacia donde nos...
—Tu pierna.
—¿Qué tiene mi...? Ouuh.
No se como rayos pasó pero un pedazo de metal fue a parar a mi pierna incrustándose en mi piel y causando que la nieve a mi alrededor se tornara roja como en esas viejas películas de acción en la que el soldado herido en el campo de batalla siempre se quedaba solo esperando a la muerte. Solo que yo no estaba sola y definitivamente no esperaba a la muerte... ni era un soldado... ni estaba en un campo de batalla... pero fuera de eso es casi lo mismo.
No era demasiada sangre pero la nieve blanca hacía que la sangre resaltara como estrella en el árbol de navidad y pareciera una verdadera tragedia.
Liam tragó. —Luce...
Negué con la cabeza. —No es nada, voy a quitármelo y...
—¡¿Qué vas a qué?!
Lo miré exasperada. —He retirado balas.
—¿De ti?
—Em... bueno no, pero eso también cuenta, he trabajado de cerca con el dolor humano.
A los soldados siempre les dolía algo y todas las noches alguien se quejaba de dolor mientras yo intentaba dormir.
—Tal vez deberías esperar a que...
No esperé, de inmediato tiré del pedazo de metal y descubrí que (maldita sea) Liam tenía razón, no era una herida profunda pero sin duda dolía como el infierno.
Liam miró hacia otra parte.
—¿Qué fue lo que pasó? —pregunté examinando el pedazo de metal. Era una pequeña parte roja del auto de Liam.
—¿Sabes? Algunas personas lo calificarían como sadismo.
—Prefiero llamarlo instinto de supervivencia... ¿Qué fue lo que pasó? —Repetí.
—No lo sé... solo vi luces, creo que era un camión de madera de árbol... pero no iba a detenerse.
Iba a decir ¡Te lo dije! Pero lo consideré descortés y honestamente ya se me había congelado el trasero ahí tirada.
Liam se sentó a mi lado y suspiró.
—¿Ahora que vamos a hacer? —pregunté tiritando de frío mientras intentaba mantener el.poco calor que aun lograba fabricar mi cuerpo al abrazarme con ambas manos.
Liam me sonrió amablemente y señaló mi pierna sentándose a mi lado. —Tu pierna.
—¿Qué?
—Quiero verla.
—¿Me vas a hacer cirugía?
—¿Te conté que mi abuelo fue medico?
Sonreí detrás de los puños de mis manos enguantadas y negué con la cabeza divertida.
—Era un hombre interesante, le encantaba hablar de cirugías en las cenas de navidad, adivina quien terminaba vomitando todo el pavo.
Reí ante la imagen de un pequeño niño de ojos exóticos vomitando a la orilla de la mesa.
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Reina del Desastre (LR #1) *DISPONIBLE EN LIBRERÍAS*
HumorLIBRO #1 Luce Webber tiene 23 años, mala suerte y una lengua con vida propia. Liam es un importante empresario de 25 años, serio, con enfoque al trabajo y un inexistente conocimiento de la palabra "diversión". Cuando ambos se ven forzados a trabajar...