63. PIES CALIENTITOS.
—¿O es que tienes miedo de que vea tu escuálido cuerpo de empresario? Seguro usan photoshop en las revistas? ¿Cuánto les pagas Liam?
Liam sonrió de lado y muy confiado de su cuerpo se quitó despacio y con cuidado la camisa.
(O.O)
Carajo, yo y mi maldita costumbre de abrir la boca en los momentos menos indicados.
Nunca había visto a Liam sin camisa, quiero decir, lo había visto en revistas que Katy me había mostrado pero era un mundo completamente diferente el hecho de verlo así frente a mi. No entraré en detalles, lo ultimo que necesitaba era quedarme mirándole con detenimiento como una completa idiota.
Reuní fuerzas de flaqueza para rodar los ojos y apartar la mirada hacia las vendas que ya se estaban haciendo nudos en mis manos inquietas.
Tomé las vendas y comencé a caminar alrededor de él pidiéndole ayuda para detener las vendas mientras yo giraba para anclarlas en su espalda con mucho cuidado de no tocar su piel, lo ultimo que necesitaba (además de mirarle como idiota) era tener la sensación de la piel de Liam en mis dedos.
—Ya está —anuncié contemplando mi obra maestra.
—Ya está —anunció Sally la anciana entrando a traspiés con un montón de troncos en una carreta pequeña de metal.
Comenzó a colocar los troncos con dificultad dentro de la chimenea avivando el fuego que nos mantenía calientitos al mismo tiempo que rechazaba nuestra ayuda argumentando que nuestros debiluchos brazos urbanos y el estado de Liam no iban a servirle de mucha ayuda cuando tuviera que pegar nuestros dedos rotos por el peso de los troncos.
Liam y yo nos sentamos en la cocina y comenzamos a hablarle de nuestra situación a Sally y la importancia que tenía el llegar a Canadá al amanecer mientras ella preparaba un delicioso chocolate caliente.
Ya la amaba.
Nos entregó las tazas con chocolate caliente y negó con la cabeza. —Ustedes no salen de aquí en tres días.
—¡¿Tres días?! —preguntamos Liam y yo al unisono dejando la tasa sobre la mesa de un solo golpe.
—Es lo que usualmente dura una tormenta.
Gruñí y dejé caer la cabeza sobre la mesa.
Estaba perdida. Ibamos a perder la conferencia más importante en la historia y todo gracias a mi inexistente coordinación.
Pero sorprendentemente Liam estaba relajado bebiendo su chocolate caliente.
—¿Escuchaste eso? No vamos a llegar a tiempo.
Liam asintió completamente despreocupado. —Lo sé.
Lo miré como si fuera un perro verde.
—Perderemos la reunión más importante en la historia de la editorial.
—Lo se —respondió sincero.
No se cual Liam me daba mas repelús, el loco histérico enfermo al trabajo o el relajado despreocupado.
—Pueden usar la habitación de mi hija Caroline, ella está en la ciudad y mi Billy volverá con ella cuando termine la tormenta.
—¿Billy?
—Mi marido —me aclaró.
Mis labios formaron una O y asentí. Al menos podíamos aferrarnos a la esperanza de que la tormenta terminara pronto y Billy pudiera sacarnos de ese lugar.
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Reina del Desastre (LR #1) *DISPONIBLE EN LIBRERÍAS*
HumorLIBRO #1 Luce Webber tiene 23 años, mala suerte y una lengua con vida propia. Liam es un importante empresario de 25 años, serio, con enfoque al trabajo y un inexistente conocimiento de la palabra "diversión". Cuando ambos se ven forzados a trabajar...