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- Son pijos, de su familia han salido tres gobernadores, llevan dirigiendo Charleston trescientos años.- nos informó Kiara a medida que nos acercábamos a la dirección en la que habían citado a Pope.

- Estos Kooks hacen que nuestros Kooks parezcan Pogues.- dijo JJ viendo las enormes y lujosas casas que nos rodeaban.- ¿Seguro que es aquí, Pope?

- Segurísimo.- respondió serio.

- Pues venga.- JJ fue el primero en bajarse.- Se nota que tienen pasta.

- Ya ves.- dije apreciando la mansión delante nuestra.- Aunque la valla es un poco siniestra.

- ¿Esos pinchos son para que no entren?- preguntó JJ señalando lo alto de la verja en la entrada.

- No.- respondió Ki.

- Los esclavos vivían ahí, los pinchos eran para que no salieran.- nos explicó Pope provocando que tragase duro.

- Genial.- dije irónico.- Si siguen manteniéndolos ya podemos hacernos a una idea de con que tipo de persona vamos a tratar.

- Andando.- dijo Pope tomando la delantera, pero se paro ante la puerta esperando a que llegásemos. Una vez nos sintió a sus espaldas agarro la manija con forma de león y golpeo varias veces la puerta.- ¿Creéis que me he pasado?

- Ha retumbado toda la casa, eso seguro, así que fijo que lo han oído.

- A lo mejor no hay nadie.- dijo Ki al ver que no nos abrían.

Pope volvió a tomar la manija, pero antes de que pudiese volver a llamar, una hombre abrió la puerta.

- Tú debes de ser Pope.- señalo al moreno después de examinarnos con la mirada.

- ¿Es usted el señor Limbrey?

- La señora Limbrey.- le corrigió.- Te estuvo esperando ayer.

- Lo siento, se me averió el coche de camino.- se disculpó.

- El carburador se jodió en mitad de la nada.- añadió JJ.- Lo sentimos.

- Ya pues se cabreo cuando no apareciste.

- Intentamos llamar pero no había ningún número en la invitación.- excusó Kiara. Yo simplemente me mantuve en silencio observando a aquel hombre de pinta sospechosa.- No hemos podido venir antes.

- Y esperaba que vinieras solo.- dijo mirándonos mal.

- Bueno, son mis amigos, me ayudaron a encontrar el Royal Merchant.

- Las instrucciones eran explícitas, esperaran fuera.

- Mira tío, venimos en un pack.- hablé por primera vez intentando evitar que mi amigo entrase en esa casa solo.

- Eros, no insistas, no pasa nada.- Pope me miró.- Estaré bien.

- Vale, te esperamos aquí.- le sonrió Kiara antes de que entrase a la casa.

- ¿No os ha parecido un tipo de lo más extraño?- pregunté una vez me aseguré de que estábamos completamente solos.- En realidad, toda esta situación es extraña.

- No hay de que preocuparse.- JJ trato de tranquilizarme.- Pope sabe como cuidarse.- está vez miro a Kiara, que estaba tan o más nerviosa que yo.

- Esta gente nunca hace nada por puro altruismo, si fuera así hace mucho que hubiese presentado la supuesta prueba a la policía.- dije mientras iba hacia el coche de Pope sentándome entre Kiara y JJ.- Van a pedirnos algo a cambio de ayudar a John B, la cuestión es el qué.

- ¿Creéis que va voluntariamente?- preguntó Kiara al ver a Pope ir hacia fuera de la casa acompañado por una mujer y el mismo hombre que nos abrió la puerta.

- No lo parece.- dije al ver como el hombre lo empujaba levemente para que anduviese.

- Venga vamos.- dijo Ki dispuesta a salir del coche para seguirles.

- Espera.- JJ la agarró del hombro impidiendo que saliese.- Van hacia el callejón, los veremos al otro lado.

El rubio arrancó el coche y dio la vuelta.

- ¿Pero a dónde han ido?- preguntó Kiara tratando de encontrarlo.

- ¿Y si se han metido bajo tierra?- preguntó JJ al volante.- Porque en C.H.U.D. cuando arrastraban a la gente a las cloacas, los humanos se convertían en humanoides por la radiación y de repente los atacaban y...

- JJ céntrate.- le regañe.- Aquí no hay humanoides ni nada por el estilo.

- Ya perdona, ¿los veis?- los dos negamos sin desviar nuestra atención de las calles tratando de encontrar dónde estaban.

Después de encontrar a nuestro amigo, forcejeando con el mismo hombre que tan mala espina me daba. Volvimos a toda prisa a la furgo para ir de vuelta a casa en cuanto antes. El mismo hombre nos estaba siguiendo, cosa que nos altero aún más, si es que eso era posible.

- ¡Rápido, rápido!- exclamé mientras miraba hacia atrás para ver si con suerte ya nadie nos perseguía.- Sigue detrás, joder.

- ¡Gira a la derecha!- con algo de dificultad, JJ obedeció a Pope e hizo al vehículo girar.- ¡Cuidado!

- Quitaos del medio.- dijo JJ a dos pobres personas que cruzaban la calle.- Tomad técnica de conducción evasiva.

- ¿JJ, a dónde vas?- pregunte al ver que se dirigía a una calle más estrecha.

- A deshacerme de él.- respondió bastante seguro de lo que estaba haciendo.

De un momento a otro el coche comenzó a desacelerar dejándonos tirados en mitad de la calle.

- ¿Y ahora qué?- preguntó Kiara ya fuera de la furgo.

- Regla número uno, nunca te fíes de mecánico.- dijo JJ.

- Hay que dar la vuelta, chicos.- avise mientras comenzaba a correr.

- Creo que tiene una pistola.- dijo Kiara agitada.

- Venga, venga.- la tome de la mano al ver que se quedaba atrás y tire de ella para mantenerla a mi velocidad.

- ¡Lo tenemos encima, joder!- dije mirando hacia atrás pero sin dejar de correr todo lo rápido que podía.

Al salir de aquella pequeña calle a una principal frenamos al ver de reojo que algo se acercaba a nosotros por la izquierda. Levante mi mirada hacia ese mismo lugar encontrándome ni más ni menos que al puto John B. Tuve esa sensación de las películas cuando el tiempo se congela y todo sucede a cámara lenta, no podía creerme que después de tanto tiempo tenía a mi amigo frente a mi.

- ¡Tenéis que subir!- exclamó después de unos segundos, que para mi habían sido unos largos minutos de mirarnos los unos a los otros.- ¡Rápido!- solté la mano de Kiara para que se subiera y me puse en el lateral derecho empujando el carro con mi propia inercia.

No me di cuenta de que Pope se había caído hasta que escuche al resto al gritar su nombre.

- Sube, sube.- Sarah me tendió su mano para ayudarme y una vez arriba yo hice lo mismo con JJ.

- Quita, cabronazo.- empuje al hombre, que cayó rodando como lo había hecho anteriormente Pope.

- ¡Ahí te quedas, pringado!- exclamó JJ.- Te mando un besito.

Sarah y John B nos guiaron hasta donde tenían el barco en el que habían llegado varado y de nuevo todos juntos nos pusimos de camino a casa.

Sarah y John B nos guiaron hasta donde tenían el barco en el que habían llegado varado y de nuevo todos juntos nos pusimos de camino a casa

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I N E F A B L E (JJ Maybank)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora