Capítulo 30

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Al día siguiente, Hikari roncaba en su futón

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Al día siguiente, Hikari roncaba en su futón. Naruto salió a realizar su ejercicio diario, que siempre le preguntaban porque lo hacía, él solo respondía: "Si no lo hago, habrá castigo".

Los demás integrantes del equipo acompañaron a Tazuna, aunque Kakashi y Naruto no cruzaron una palabra, ambos sabían que ese día aparecería Zabuza junto a su compañero. Sería la batalla final de esta misión.

—¿Por qué nadie me despertó? — fue la pregunta que se escuchó por toda la casa.

Tsunami que estaba limpiando los platos, se sobresalta por el grito y los pasos apresurados. La mujer suelta un suspiro y sonreí, se da la vuelta para encarar a la Uzumaki menor.

—Tu sensei dijo que descansaras— dice amable.

—¿Y mi hermano? — pregunta ella colocándose su banda ninja.

—Algo de entrenar o habría castigo.

—Siempre digo que volverá loco de una misión— dice quejumbrosa. —Bien, hasta luego.

Como un torbellino sale golpeando la puerta, salto a un árbol cercano y comenzar a avanzar por allí. Sin embargo, se detuvo momentáneamente al ver un cadáver de jabalí. La piel estaba lastimada por muchos cortes, Hikari se acercó para comprobar la situación.

Naruto cayó al suelo suavemente, sin ruido. Estiro sus músculos y camino lentamente de vuelta al puente, ya era hora que vigilase la situación. Con un poco de pereza salto por los árboles. Se encontró con un jabalí muerto, pero la presencia de alguien más dio a notar que ya sabían el peligro que corría la familia del cliente.

Esperaba a que fuera cualquiera de sus compañeros y no un cabo suelto de Zabuza. Llego con prisa a la casa, había dos hombres atados por una cuerda, Inari y su madre se encontraban mirando atentamente los cuerpos inconscientes.

—¿Ninguno está herido? — pregunta cayendo a la vista de los civiles.

—Señor Naruto— chilla, entusiasmado, Inari. —Su hermana nos ayudó, iremos a buscar ayuda en el pueblo.

—Asique decidiste caminar— acaricia la cabeza del niño, quien se sonroja.

—¡Si! — sonríe en grande.

—Deberías ir con tus compañeros— dice amable Tsunami.

—No se preocupe.

Alzando una mano en despedida, salta para moverse al puente. Al llegar se encuentra con una niebla muy espesa, a lo lejos una cúpula de hielo y la compañera de su hermana cuidando al cliente. Buscó minuciosamente a los adolescentes que faltaban, pero solo veía la silueta congelada de los Jounnin. Rodó los ojos al escuchar la conversación.

Nunca entendió cuál era la necesidad de los Shinobis por hablar de quién sabe qué, pero él en lo personal consideraba aquello una pérdida tiempo. Naruto nunca tuvo aquel tiempo para eso, era matar o morir en sus combates.

Naruto: Solo LevelingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora