Capítulo 41

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Konoha se encontraba silenciosa

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Konoha se encontraba silenciosa. Habían pasado dos días de la invasión al pueblo y todo movimiento se detuvo, la gente realizaba un luto general para todos los Shinobis que murieron para proteger su hogar de Suna; la tristeza invadía el lugar como una peste indeseada. La mayoría de los edificios lograron salvarse, algunos sectores habían sido diezmado hasta solo ser escombros irreconocibles, provocados por caóticos Jutsus de áreas.

Por algún milagro, ninguna vida civil se perdió y si alguien les cuestionaba, solo podían responder que criaturas oscuras y azules les salvaron; pero fueron tratados como locos o afectados por un severo Shock. Aunque algunas personas creían en aquellos relatos, después de todo fueron testigos de tales cosas, pero decidieron no pronunciar a favor.

Naruto firmó los papeles extendidos por la agotada enfermera, conteniendo un bostezo con los labios sellados, y caminó a las escaleras para subir al piso deseado. Se detuvo en la habitación y, antes de entrar, refregó sus ojos que ardían de cansancio. La mayoría de los Shinobis que estaban en un estado decente, siendo gran parte Gennins, pocos Jounnins y Anbus; tenían que realizar rutinas de patrullajes día y noche para evitar ataques sorpresivos en su estado de vulnerabilidad. A pesar de que Suna, un día después de la invasión, se rindió declarando que fueron manipulados por Orochimaru que reemplazó a su Kazekage y realizar una adecuada alianza tentativa; toda Konoha seguía alerta por Otogakure.

—Buenos días —saludó, entrando.

—Hola, hermano —sonrió desde la cama, Hikari.

La chica había salido con vida de su lucha, pero no invicta. Cuando la adrenalina había bajado, Hikari se desmayó en los brazos de su hermano y fue llevada al hospital para ser revisada. Se descubrió que su cuerpo sufría fracturas en las costillas y en varias partes del cuerpo, contusión cerebral leve y agotamiento severo de Chakra, más envenenamiento por píldoras de soldados ingeridas en grandes cantidades en poco tiempo y siendo muy joven. Ciertamente, Naruto podía darle una simple poción del sistema y cualquier malestar sería solucionado en cuestión de minutos, ya que su vida no estaba por debajo del 10% gracias a la intervención médica, pero no lo hizo por un poco de despecho.

Cuando la vio desmayada en sus brazos, pocos minutos después de detener la caída libre, su corazón se había congelado del terror. Había ignorado a potenciales rehenes políticos que le darían la ventaja a Konoha sobre Suna y solo corrió al hospital por su hermana. Recibir el historial médico, no lo hizo mejor para él y decidió que ella necesitaba conocer el riesgo de enfrentar algo más poderoso que ella y sus consecuencias. Estaba molesto, muy molesto. Casi había perdido a su hermana, la personita que crio desde que nació y vio crecer al paso del tiempo, al igual que era su única familia con vida. Si su madre, por algún milagro, despertara estaría tan molesta con él por no poder proteger a Hikari y él tampoco sería capaz de perdonárselo.

—¿Cómo te sientes? —preguntó, sentándose en la silla.

—Como pulpa aplastada —se rio por lo bajo—. Ya quiero irme de aquí, odio los hospitales.

Naruto: Solo LevelingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora