Cuándo Gulf despierta por la helada agua que echan en su cara, puede sentir un horrible dolor en su costado el cual no puede verificar, puesto que estaba amarrado de pies y mano, a la única conclusión que había llegado era la siguiente:
Lo habían secuestrado, pero, ¿cómo? si él estaba plácidamente durmiendo en el avión, era cierto que era de sueño pesado, pero de ahí a no darse cuenta de que lo habían secuestrado era el colmo de los colmos.
—¿Dónde demonios estoy?, si quieren dinero, con gusto vamos al cajero más cercano y se pueden quedar con todo.
Los hombres al fondo se miran entre sí uno de ellos con voz amenazadora se acerca.
—Mejor cállate, pronto llegaremos al mercado y mientras menos te quejes mejor te irá en la vida—dice un hombre de aspecto desaliñado y con la cara llena de cicatrices.
Gulf no entendía cómo demonios había llegado ahí, lo último que recordaba era que había bebido champán y se durmió mientras volaba sobre bosque negro.
—Señor, yo no le he hecho nada, suélteme, por favor—ruega el joven de 24 años.
El hombre ya cansado de los lloriqueos de Gulf sube su mano la cual tenía un látigo para así golpearlo, tal vez así no se quejaba más, Gulf viendo aquello cierra sus ojos, notando que el golpe no llega, lo abre y ve cómo otro hombre detiene su mano.
—¡Estás loco!—gritó llenado al hombre de saliva mientras le hablaba con voz intimidante—si lo golpeas no nos darán nada por él... es bonito y tiene todos sus dientes, un tabernero pagará muy bien.
Gulf abre estrepitosamente los ojos y empieza a reír cómo loco, los dos hombres no entienden nada.
—¿De qué te ríes?
—Esto es una alucinación, algo tenía ese champán—dice convencido Gulf, no encontrando una explicación a tal hecho.
Uno a su lado le dice:
—Mejor cállate, si sigues actuando cómo loco te matarán—advierte el muchacho el cual su rostro estaba lleno de tizne, apenas se podían ver sus ojos.
Gulf dejó de reírse y en seguida los dos hombres se sentaron al fondo, el muchacho en silencio pudo darse cuenta con más calma en donde estaba, al parecer era una especie de carreta donde lo más elegante que había era pajas con olor a orina de humanos, pudo reconocer el vehículo.
Porque Yael cuando podía llevaba a Minrra y a él a la granja para recordarle los afortunados que eran y él y Minrra ignoraban el discurso y se ponían saltar en dichas carreras.
También pudo observar que habían dos más aparte de él y el chico, una niña de no más de 10 años de cabello cenizo y mirada asustada de un color miel, una mujer la cual no podía saber su edad por el barro en su cara, pero la cual tenía unos hermosos ojos azules.
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Un Concubino Fuera De Serie.
FanfictionDespués del nacimiento de la hija de Minrra, Gilyan no pudo postergar lo inevitable: su inminente boda con un rey apático y malhumorado, quien le había enviado frías cartas desde que tenía memoria. Yael, al notar el descontento de Gily hacia este ma...