—Karalis la segunda Kunayi desea hablar con usted.
La reina se enoja y responde:
—¿Qué quiere esa cualquiera?—habla con desdén, todos en palacio sabían lo mucho que Ela odiaba a Nadia.
—¿Le digo que no la quiere ver?—pregunta la sirvienta.
Ela suspira.
—Déjenla entrar.
La servidumbre asiente, Nadia entra y se arrodilla.
—Al menos sabe tu lugar—mira a sus damas de compañía y sirvientas, estas entienden y salen dejando a ambas rivales a solas.
Nadia notando que ya estaban a solas se levanta y abraza a Ela y esta le sonríe y acaricia su pelo.
—Querida madre me alegro tanto de que esté aquí.
Ela suspira.
—Yo igual, temí mucho por tu seguridad—toma el rostro de la chica y besa su frente.
Nadia y Ela, se amaban cómo madre e hija, pero no podían dar motivos al rey de que desconfiara de Nadia, así que en público todos pensaban que Ela odiaba a la muchacha por ser la favorita del rey, pero conocía a la chica desde que nació y por el amor que le tenía la comprometió con su hijo, para un día ambos reinarán juntos, ya que las mujeres de la tribu León y tigre eran líder innatas y Nadia tenía un porte de reina y desde muy joven destacó en ella un corazón entregado a la gente, pero lamentablemente su belleza desde pequeña llamó mucho la atención, más cuando entró a la pubertad, parecía mucho más mayor que las chicas promedio de su edad, pero sus acciones y pensamiento eran lo de una niña y eso el rey nunca lo tomó en cuenta.
Así que cuando el rey tomó por concubina a la prometida de su propio hijo, la pobre chica fue culpada por seducir al rey y de una casta y pura princesa pasó a ser una ofrecida hija de nadie, el mundo dónde creció lamentablemente era muy cruel con su género.
—Mew está deseoso de verte, pero prefiero que esté en mi tribu, presiento algo en mi corazón que no me deja dormir.
Nadia toma su mano y le dice
—Querida reina, tengo un plan, que la va a liberar del rey y va a salvar al príncipe Mew, porque el rey quiere matar a nuestro niño—su voz se quiebra.
Ela, se horroriza, sabía que su esposo era un ser sin alma, pero, ¿matar a su hijo?
—¿Estás segura de lo que dices?
—Si, mi reina, hace dos meses me dijo que quiere más herederos de mí y matar a Mew.
—Nadia lamento tanto tu destino, pero agradezco a los dioses por el amor incondicional que le tienes a mi hijo.
Nadia sonríe.
—Madre, le amo mucho, siento una conexión con Mew desde que nació, siempre escucho esa voz lejana que dice: yo seré el corazón de mi rey y la mano de su justicia y para calmarlo canto esas profecías a Mew.
Ela responde:
—Si, esas palabras siempre me dan esperanzas, sé que si parto tú lo vas a guíar.
Nadia la mira con pezar.
—Madre, las voces no se escuchan con mi voz y cada año que pasa siento que no soy yo, pero de alguna manera estoy conectada con esa voz de guerrero que susurra a mis oídos , siento que no cumpliré la promesa que le hice al príncipe.
—Nadia qué quieres decir?—cuestiona la reina sin entender.
Nadia de su bolsillo secreto saca un frasco, con veneno.
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Un Concubino Fuera De Serie.
FanfictionDespués del nacimiento de la hija de Minrra, Gilyan no pudo postergar lo inevitable: su inminente boda con un rey apático y malhumorado, quien le había enviado frías cartas desde que tenía memoria. Yael, al notar el descontento de Gily hacia este ma...