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—¿Necesitáis ayuda?

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—¿Necesitáis ayuda?

Cuando levantamos la mirada de los expositores de maquillaje nos encontramos a un chico alto y pelinegro con una expresión dulce.

—Por ahora no —se adelanta Leah en hablar

El centra su atención en mí, pero no añado nada más, solo le dedico una sonrisa.

—Cualquier cosa decirme, mi nombre es Dai. —nos observa unos segundos más y vuelve a centrarse en sus tareas.

Al final no hemos comprado nada y Leah decide arrastrarme hasta una tienda de ropa, nada más llegar empieza analizar todas las prendas, poco a poco el número de las prendas de ropa van aumentando en su brazo, en minutos ya está todo el brazo lleno de ropa y sigue añadiendo algunas prendas mas en mi hombro.

—No te acostumbre a usarme de perchero

Asiente con la cabeza aunque se que no es la última vez que lo hará. En un momento la pierdo de vista pero camino un poco y vuelve a mi campo de visión, en dirección a los probadores, entra y después de unos minutos la cortina se abre dejando ver su primer cambio de ropa ese fue el primero de mínimo 9 cambios más.

—¿Estás emocionada por empezar mañana las clases?

—La palabra con la que lo describiría no sería esa.

Asoma la cabeza detrás de la cortina del probador —No volverá a pasar lo mismo, ya verás.

—Supongo que no —juego con mis dedos esperando que salga del probador.

Sale con algunas de las prendas que más le ha gustado dejando las otras atrás, la mano que tiene vacía la desliza por mi brazo en un intento de apoyo moral.

—Si tranquila —sujeto su mano para dejarla más tranquila

Aunque yo no estoy para nada tranquila, sino aterrorizada.

En principio ya nos íbamos a casa pero pasando por al lado de un bar he visto mis sabores de helado favoritos, es como si fueran un imán y yo algo de hierro. Esta vez soy yo quien la arrastra hasta una de las mesas con todas las bolsas.

Después de sentarnos una camarera se acerca para coger nota de lo que queremos, Leah pide un batido de frutas del bosque, yo me decanto por uno de mis sabores favoritos crema de oreo.

Cuando la camarera vuelve con lo que hemos pedido Leah saca su monedero y le tiende un billete de 10 euros, al terminar el helado nos levantamos para volver al coche.

Al entrar al coche las únicas palabras que llegamos a cruzar son las letras de canciones de un nuevo descubrimiento, un chaval que hace poco ha sacado tres canciones, Iker Arrieta, no me extrañaría que se volviera uno de mis cantantes favoritos.

–Te voy a hacer un favor y escribirte esta canción al no encontrar las palabras suficientes.

No podemos evitar cantar cada una una parte gritando a todo pulmón mientras nos miramos.

No merezco vivir, según ellosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora