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Leah me observa tumbada en la cama mientras busco que ponerme para esta noche, y si me estoy preparando para quedar con Dai, estuvo muy insistente le veo capaz de ir a cada casa del barrio hasta dar con la mía

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Leah me observa tumbada en la cama mientras busco que ponerme para esta noche, y si me estoy preparando para quedar con Dai, estuvo muy insistente le veo capaz de ir a cada casa del barrio hasta dar con la mía.

Ayer me quitaron por fin la escayola, para ser yo llevaba mucho tiempo sin ponerme jeans y usando todos los días chandals o leggins.

Leah se cansa de ver que no elijo nada de lo que tengo se levanta sin decir nada, al momento vuelve con un jersey verde, estira el brazo y me la da aunque un poco más y acaba en mi cara.

Le lanzó una mirada, y no tardó en probarme lo que me había tirado, después de darle vueltas decidió no seguir comiéndome la cabeza y cojo los primeros jeans que veo del armario, me los pongo junto a las bambas de siempre. Son casi las nueve así que cojo la chaqueta bomber de color azul fuerte.

Al salir de casa empiezo a caminar en la misma dirección que el otro día hasta que veo a Dai apoyado debajo de una farola esperando.

–Parece que al final has venido. –el tono que usa es demasiado irritable.

–Qué remedio. –murmuré subiendo a la parte de delante del coche

–¿Tiene dicho algo? –pregunta mientras acelera

–Eh.. no, nada.

Después de un rato en silencio decido hablar.

–¿Y dónde vamos?

—La zona de polígonos.

El resto del viaje estuvimos casi todo el rato en silencio aunque intentó preguntar algo para establecer aunque sea cinco minutos de conversación o simplemente conocerlo aunque sea un poco, pero es inútil no contesta a la mitad de mis preguntas. Pero no sé si se lo tendría que agradecer por estar tan atento a la carretera por la velocidad a la que va.

Por la ventanilla observo como entramos en la zona de los polígonos, por ahora no veo nada del... Bueno mejor retiro eso, empiezo a ver coches dando vueltas en sí mismos, en los laterales un montón de coches uno detrás del otro aparcados y fácilmente podría haber entre mil personas o incluso más. Damos algunas vueltas más en el coche y conseguimos aparcar, tengo que esperar al salir del coche porque un grupo de personas al parecer se están durmiendo al pasar por al lado, segundo después consigo salir sin que se libren de una mala mirada.

Dai no tarda en ponerse a mi lado, mis ojos se abren como platos al empezar a escuchar algunos motores, algunos intentan hacer trompos y la verdad no puedo evitar reirme cuando uno lo intenta y se queda en eso un intento, de reojo veo como me mira con esa maldita sonrisa que no se le quita nunca de los labios.

–¿Impresionada?

–Bastante

Vuelvo a centrarme en los coches y llegó a escuchar cómo se ríe en un susurro.

–Si quieres divertirte un poco más sígueme.

Veo como se aleja poco a poco dejándome poco tiempo de reacción, consigo alcanzarlo y le sigo confusa sin saber a que se refiere.

No merezco vivir, según ellosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora