La mas pequeña de las hermanas Cooper ha vuelto al pueblo luego de casi un año de ausencia. La reina de Riverdale High regresa más peligrosa que nunca, junto con un mar de secretos tras ella que ocultan la nueva oscuridad que alberga su ser. Un peli...
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–Para ser policía no se le da bien lo confidencial. –acusó cayendo de mala gana en la silla. Ya estaban en su oficina, al fin en una conversación privada que no pudo evadir. –Nadie en este pueblo a parte de mis padres sabe lo que pasó. Ni siquiera mi hermana lo sabe y preferiría que siguiera siendo así.
–Lo lamento. –se disculpó levantando sus manos en rendición. Tomó asiento frente a ella con el viejo escritorio de por medio. –Tienes razón, pero ambos sabemos lo difícil que eres de tratar, Roxanne. Y haberte tenido que sacar las esposas hace un momento es prueba de ello. No hablarías conmigo si no estuvieras obligada hacerlo y la orden de un juez tarda demasiado.
–Pues no necesito una para arrinconar a Jughead. ¡Ah, claro! Es que él no tiene unos padres dueños de un periódico que lo respalden.
–Como si necesitaras a tu madre.
–Touché. –sonrió engreída por apenas un segundo antes de volver a la inexpresividad. –¿Y qué es lo que quiere? El caso ya está cerrado. No tengo nada más que decir al respecto.
Keller se echó hacia tras en el asiento cruzando los dedos de sus manos sobre la que empezaba a ser su preminente barriga luego sobrepasar su dosis de cervezas y papas fritas. Se le veía más relajado que hace un rato cuando está en su papel de policía malo queriendo arrestar adolescentes. Bien podría ser fingido, el poli malo se fue y el bueno entra en acción. Era una mejor estrategia contra ella sabiendo la astucia que tenía para tratar a cualquiera que fuera contra ella.
De cualquier forma, no había manera de que el caso contra ella fuese abierto de nuevo, no sin que su abogado supiera algo. El maldito era muy bueno en lo que hacía y tenía oídos en todos lados. Si los Cendetti hubieran logrado que reabrieran el caso él lo sabría.
–Se ha abierto una investigación en contra del McLean, y nos ayudaría mucho tu cooperación.
Su voz la sacó de su nube de pensamientos sobre esa familia. Su mirada, ahora más intensa, sobre el hombre que la dejo sin palabras.
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Después de lo que sintió como una eternidad salió de su oficina sintiéndose quince años más vieja. Todavía algo anonadada por lo que ahora sabía sobre lo que le esperaba al infierno que, no hace mucho, la doblegó.
Sintiendo un temblor en sus piernas se apoyó contra la pared hasta que toda su espalda se sostuvo en ella. Cerrando los ojos dejó que el mundo se volviera alejar por un instante, tratando de recordar las palabras de la doctora Clayton. La voz suave sonaba en su cabeza recordándole que debía respirar, y así lo hizo. Inhaló y expiró en profundidad, controlando cada movimiento de su tórax hasta que su corazón dejó de sonarle en los oídos y sus piernas ya no temblaban.
Cuando su mascara estuvo bien puesta se despegó de la pared y dejando un último suspiro caminó de vuelta a la salida esperando ver a por fin a su amigo.