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Roxy entró a una de las salas de descanso y se alegró al instante al ver que una cabeza cubierta con un gorro gris en forma de corona sobresalía del respaldar de un asiento a espaldas de ella. 

Se acercó lentamente y al estar a solo unos centímetros se dejó caer sobre el posa-brazos tomando la cabeza del chico del gorro entre sus brazos y apretujarlo contra ella.

- ¿Cómo está mi antisocial favorito? -habló melosa, zarandeando la cabeza del chico.

-Au, au, aau, también estoy feliz de verte, pero ya suéltame- habló el pelinegro. Riendo, la rubia lo soltó y se dejó caer en el regazo de su amigo al ver que ya había dejado su computadora de lado- Hola Rox- saludó con una sonrisa genuina.

- ¿Me extrañaste? - preguntó la rubia con una sonrisa.

-Como no tienes idea. Y no necesito preguntar si tú me extrañaste porque sé que esa respuesta es afirmativa- respondió el pelinegro.

-Ay, que egocéntrico- se burló indignada.

-Aprendí de la mejor.

-Tienes razón- contestó y dejó un casto y muy sonó beso en su mejilla.

Amaba dar ese tipo de besos, y mucho más el pelinegro porque los odiaba, o aparentaba que lo hacía. Roxy sabía que muy en el fondo –muy en el fondo- él amaba sus cariños.

- ¿Qué estás haciendo? –preguntó, cuándo la computadora en la mesita frente a ellos llamó su atención- ¿Al fin encontraste tema para tu novela?

-Es...bu-bueno- la rubia no esperó a que lograra contestarle cuando había tomado la computadora, poniéndola en el regazo de ella para darle un vistazo.

El silencio que prosiguió se debió a la total concentración de la rubia al estar sumida en las palabras escritas por Jughead con respecto a la muerte de Jason.

El pelinegro estaba nervioso a la espera de su reacción, pues ella tenía una cara de póker perfecta que no mostraba expresión de nada y eso lo estaba matando. Para él era importante la opinión de Roxy y sabia cuán importante era el pelirrojo para ella, por eso no esperaba revelarle su novela de esa manera tan... cruda.

-Tu tema es sobre la muerte de Jason- no fue una pregunta. Un largo suspiro brotó de sus labios rosados –No creas que estoy molesta –dijo al fin, luego de unos segundos tortuosos de silencio en los que el pelinegro no se atrevía a mirarla. Pero al escuchar sus palabras su mirada rápidamente alcanzó la de ella- De hecho, me gusta.

- ¿De verdad? –Roxy sonrió al percibir un destello en los ojos de su amigo.

-Claro que si, Jug. Creo que, si existe una persona indicada para escribir su historia, eres tú, sin duda alguna- expresó con sinceridad.

-No sabes cuándo te extrañe –la sonrisa de la rubia creció, ella también lo había extrañado como a ningún otro. Jughead había sobrepasado la barrera de la amistad hacia mucho, él era más que su mejor amigo, era su hermano y en ese momento pensó en todas esas noches de insomnio cuando estuvo lejos, en las que solo podía anhelar tenerlo a su lado diciéndole que todo estaría bien.

WHITE QUEEN  | RiverdaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora