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–Y ¿Cómo están yendo? –Verónica pregunta a Josie, mientras toma asiento en primera fila del auditorio

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–Y ¿Cómo están yendo? –Verónica pregunta a Josie, mientras toma asiento en primera fila del auditorio.

Había llegado con la esperanza de serle de apoyo a su amigo pelirrojo, quien estaba a la espera de hacer su audición para participar en el concurso de variedades que Riverdale High organizaba cada año.

–Uhm... pues, hubo dos bailarines mediocres de hip hop, una pretzel humana, cinco chicos que escupían en el micrófono; algo verdaderamente desagradable, y un mago. Y aún les falta audicionar a más de la mitad. La verdad es que no me gustaría estar en los zapatos Keller.

–¿Una pretzel humana?

–Fue algo perturbador. –La latina ríe levemente ante la mueca de desagrado de la líder de las Pussycats. La mirada confundida de Verónica se enfocó a los adolescentes revoltosos unas filas más atrás.

–¿Qué haces todos ellos aquí?

–Lo mismo que yo haría si me integridad me lo permitiera: –Josie se encogió de hombros como si la respuesta fuese demasiado obvia y sin importancia. –Burlarse.

–¿Por qué lo hacen? –negó la pelinegra. –No pueden ser tan ciegos y pensar que de verdad son talentosos. ¿Por qué humillarse si saben que son un asco?

–Bueno, el ganador tiene un premio en efectivo y varios profesores dan créditos extras a los que participan, aunque no ganen. La mayoría así es como aprueban música.

–Vaya, creo que debí apuntarme.

–Pero no todos son malos. Ves el hombre de traje que está a tus ocho. –Verónica, disimuladamente, acató la orden y notó al hombre con la mirada fija en su teléfono y con una expresión de fastidio. –Es un reclutador de Juilliand.

–¿Hablas enserio? –exclamó asombrada.

–Es un conocido de mi padre, aunque se odian realmente. Mi padre detesta todo lo que tenga que ver con Juilliard, por una vieja disputa o algo así.

La hija de la alcaldesa contaba de forma despreocupada, pero la verdad es que estaba forzándose a que la tristeza que le daba ese hecho no se notara. Ella soñaba con asistir a una escuela de música tan prestigiosa como lo era Juilliard, pero su padre jamás lo permitiría y aunque lo hiciera, ellos no la aceptarían.

–Sin ofender, pero no creí que alguien de Juilliard se fijara en el talento de Riverdale.

–No vendrían si no tuviesen alguien ya en la mira.

Sobre el escenario, dos chicas de primer año acomodaron una mesa rodante justo en el centro, sobre ella estaba una laptop y otros elementos que la morena no pudo nombrar, pero que sí los había visto entre las cosas que usan los DJ's en las fiestas. Segundos hicieron falta para que la menor de las Cooper entrara al escenario con un estuche colgando de su hombro y en su mano derecha cargaba un amplificador bastante grande que muy seguramente ella ni podría levantar. La morena volteó de nuevo y notó como el hombre del traje había dejado su teléfono y ahora observaba atento al escenario. Roxy llegó con las otras dos chicas he intercambiaron un par de palabras antes de que las dos primeras se despidieran de la rubia.

WHITE QUEEN  | RiverdaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora