La mas pequeña de las hermanas Cooper ha vuelto al pueblo luego de casi un año de ausencia. La reina de Riverdale High regresa más peligrosa que nunca, junto con un mar de secretos tras ella que ocultan la nueva oscuridad que alberga su ser. Un peli...
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LA SEGUNDA DE LAS "HERMANAS DORADAS" DE RIVERDALE ESTABA con su mejor amigo en su habitación esa última noche de verano. Betty Copper estaba preparándose para encontrarse con su amigo de la infancia, Archie Andrews, quien era su vecino y el chico del que ha estado enamorada desde hace años.
- ¿Estas emocionada? ¿Nerviosa? – preguntó su amigo castaño recostado en su cama.
-Ambos- contesto la rubia –No lo vi en todo el verano.
-Los nervios son... aceptables. Pero lo acordamos Betty, es tiempo. Te gusta, tú le gustas.
-Bueno, entonces, Kevin ¿por qué nunca me ha dicho nada?
-Porque... Archie es bueno, pero como todo millenial heterosexual- comenzó al levantarse se la cama paseándose por la habitación de la rubia- necesita oír lo que quiere. Así que hazlo, de una vez.
-Bueno, ya veré, es decir, depende.
Nerviosa es decir poco a lo que sentía, y cómo no estarlo. Esa era la noche definitiva, la noche en que al fin se armaría de valor para revelar sus sentimientos con su amado pelirrojo, la noche en que finalmente cumpliría su cliché perfecto.
-Oh dios mío- exclamó el castaño.
- ¿Qué? - Betty se giró encontrando a su amigo con la cabeza asomada a su ventana.
La curiosidad la invadió y se acercó a ver cuál era el motivo de la exclamación del castaño, sin importarle en lo más mínimo que seguía en sostén. Y lo que vio solo pudo dejarla con la boca abierta.
En la casa de al lado, Archie se paseaba distraídamente frente a la ventana de su habitación, que quedaba a unos pocos metros de la ventana en donde ella y Kevin estaban ahora espiándolo como acosadores depravados.
-Qué cambio- exclamó anonadado -Archie es ardiente, tiene abdominales. Seis razones más para que te lances sobre ese guapo hombre esta noche.
Ambos amigos estaban tan embobados espiando al pelirrojo que no se percataron de la pequeña rubia que estaba de brazos cruzados de pie a sus espaldas, observándolos indignada por no haber reparado en ella. Pero la pequeña rubia se haría notar.
Se acercó sin hacer ruido para ver por la ventana, los grandes ojos bicolor de la rubia se abrieron de par en par al ver el espectáculo que el pelirrojo estaba protagonizando.
Uff... en definitiva, Archie estaba más ardiente que nunca. Sin duda alguna, el cambio que dio desde la última vez que lo vio hace casi un año era apoteósico, pero solo esperaba que aún fuera el dulce chico zanahoria y no solo otro adolescente hormonado he idiota. Ya no soportaría otra desilusión como esa tan pronto, su herida aún estaba muy reciente.
Una idea cruzó por la mente de la pequeña rubia, a la vez que una malévola sonrisa se extendía en su delicado rostro de ángel.
Se acercó aún más a ellos hasta casi rozar sus cabezas.