La mas pequeña de las hermanas Cooper ha vuelto al pueblo luego de casi un año de ausencia. La reina de Riverdale High regresa más peligrosa que nunca, junto con un mar de secretos tras ella que ocultan la nueva oscuridad que alberga su ser. Un peli...
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–Gracias por invitarme. –agradeció la morena, tratando de cortar el incómodo silencio.
La cena en la casa Blossom era en un silencio sepulcral, y él que ella estuviera presente había creado una mayor tensión a la habitual cuando la familia de pelirrojos compartía el mismo aire.
–Cheryl te invito. –sonrió falsamente la Sra. de la casa –No tengo idea que haces aquí.
–Yo tampoco, creí que habría otras chicas. –aseguró, dándole una mirada significativa a la pelirroja a su lado. Su mirada fue entonces a la menor Cooper sentada frente a ella junto a una anciana de aspecto aterrador, pero la rubia tenía la vista clavada en su plato; plato que apenas y había tocado más que para jugar con la comida en su interior.
–¿Nana Rose, desea más jamón? –preguntó Clifford a la anciana que parecía en estado catatónico. Ella no respondió, por lo que el hombre se dirigió a ella –¿Verónica, te gustaría más jamón?
–Estoy bien, de hecho, esta delicioso. Tiene un gran... sabor a maple.
–¿Si sabias que Riverdale fue fundado por la industria del maple?
–No lo sabía, fascinante. –aduló con fingido interés.
–Por eso el río Sweetwater se llama así. –siguió –Tal vez deberías preguntarle a tu padre ¿Cómo está? Por cierto –preguntó con una leve sonrisa que no pudo evitar.
–Bien. –respondió cortante, sin pasar por alto la malicia detrás de esa pregunta.
–Hay cosas peores que la prisión. –comentó Penélope, llevando su copa a los labios.
–Como esta comida. –murmuro la pelirroja entre dientes.
Sin levantar la mirada o mostrar interés en la conversación la rubia le dio una patada a su mejor amiga por debajo de la mesa, reprendiéndola en silencio por querer provocar.
–¿Qué dijiste? –ladró su madre bruscamente, devolviendo la tensión que por un momento había disminuido en la mesa.
Cheryl se quedó en silencio, intimidada por su progenitora. Con los ojos fijos en la cabellera rubia esperando que -como otras muchas veces- saliera a su rescate, pero nada paso. Rox no levanto la mirada de su plato, demasiado envuelta en sus propios pensamientos como para intervenir más de lo que había hecho al golpearla.
–Debió ser difícil para ti, ver a tu padre ser esposado y sacado arrastras frente a ti y tus vecinos y esos reporteros. –Clifford volvió al tema anterior para disgusto de la morena. Sabía que todo ese fingido interés en su padre era solo para incomodarla y hacerla sentir mal.
Pero de ninguna manera dejaría que creyeran que la intimidaban, lo hacían, pero no por las razones que ellos esperaban.
–Lo peor fue lo rápido que pasó. –relató borrando la maliciosa sonrisa del mayor, no esperaba esa contestación. –Él se había ido y ni siquiera pude despedirme.