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Harry estacionó dentro de la casa, se quitó el cinturón y miró por el espejo retrovisor.

Louis estaba apoyado junto a la sillita de Alatz, y ambos estaban dormidos con la boca ligeramente abierta, el Omega estaba tapado con una manta y con el cinturón por debajo de ella.

Tuvieron un día completo de parque, aprovechando que era sábado, los tres estaban libres de trabajo y preescolar ese día.

Estaban exhaustos.

Harry se bajó y desabrochó a su bebé, lo levantó en sus brazos. Alatz recostó su cabecita en el hombro del Alfa y continuó dejando salir pequeños ronquiditos. Harry lo dejó en su camita, asegurándose de que éste todo en orden y volvió sobre sus pasos.

Abrió la puerta de Louis, le desabrochó el cinturón; para poder sacarlo del auto, Harry colocó una mano en su espalda y la otra por debajo de sus piernas y, sin mucho esfuerzo, lo levantó al mejor estilo princesa, dirigiéndose dentro de la casa.

Un adormilado Louis abrió poquito sus ojos y le sonrió.

-¿Qué haces? -preguntó bajito. El ojiverde no dejó de caminar, solo lo miró de reojo-. No puedo quedarme, Harry. -susurró mientras bostezaba

-Duerme, Omega. Yo te cuido. -. Harry dio un leve apretón en su pierna. Se detuvo cuando Louis se estiró para abrazarlo por el cuello, casi haciéndolos caer, Harry lo tomó de los muslos para acomodarlo, y suspiró.

El Alfa sonrió cuando Louis se acomodó en su cuello, aspirando su aroma. Siguió caminado hasta llegar a su habitación, recostando al Omega en su cama, o eso intentó, porque el castaño nunca le soltó el cuello.

-No. -se quejó-Estás calentito. -murmuró con voz mimada, Harry rio apenitas y tomó con delicadeza las manos de Louis detrás de su cuello.

-Me gustas más adormecido, Omega. -le susurró y separó sus manos, dejándolo caer en la cama, al fin.

-¿«Más»? -cuestionó Louis, con los ojitos entrecerrados y bostezo.

-Me gustas, Omega. Mucho. -finalizó y le dio un besito en la frente cuando lo vio dormido otra vez.

Le quitó las zapatillas y lo cubrió con su manta. Harry se quitó sus propios zapatos y abrigo, apagó la luz y suspiró deslizándose dentro de su nido.

Estaba quedándose dormido cuando sintió las mantas y almohadas moverse a sus pies. Cuando abrió sus ojos se encontró con Louis arrodillado fuera del nido, su cabello estaba revuelto, sus ojos brillaban como dos estrellas o eso creía el Alfa.

-¿Omega?, ¿qué pasa?

-Quiero... Déjame entrar. Por favor. -rogó en susurros-Por favor, permíteme entrar.

-Ven, Omega. Puedes pasar. -concedió el Alfa.

Louis gateó hasta Harry, se recostó a su lado y se abrazó a su costado, con el brazo de Harry envolviéndolo. Respiró hondo, llenándose de los aromas a su alrededor. Acarició el pecho cubierto del Alfa con su mejilla y nariz, suspiró.

Aunque fuera inexplicable, puedes sentir que estás en paz con solo recostarte con la persona correcta, porque el lugar siempre será el indicado.

Harry apoyó su cabeza en la de Louis, acarició su brazo. Louis tomó aire y murmuró bajito unas palabras que el Alfa no entendió.

-No te oigo, Louis. -susurró el Alfa con los ojos cerrados, sin dejar de acariciarlo.

El Omega exhaló, apoyó su codo en las mantas; quedando frente al rostro del Alfa, puso una mano en su mejilla, logrando que abra los ojos y susurró:

Alatz I ||Larry Stylinson|| OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora