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Louis admiraba a sus padres, deseaba ser como ellos, eran sus héroes. Pasaron demasiado con él y, aun así, no se rindieron.

Shawn se había marchado tiempo después de dejarlo. Ahora estaba solo, con sus padres.

Louis suspiró enternecido, sus padres bailaban en la sala. Lo miraron y lo sacaron a bailar con ellos, no sabían ni que hora era, pero la lluvia se oía genial al compas de la música.

Louis tomó las manos de sus padres y comenzó a sacudirse, el Omega giró sobre si, tomado de la mano de su padre. Terminaron cansados en uno de los sillones, Louis en medio.

-Lunas, cachorro. -suspiró agitada Noa, la madre de Louis-. Ya no estamos para tus bailes, tesoro.

-Ustedes quisieron bailar conmigo, estaba bien viéndolos ser empalagosos. -declaró el Omega apoyando su cabeza en el hombro de su padre, Daniel.

-Quiero verte a ti. Serás igual de empalagoso que yo. ¿Hmm? -. Daniel volteó su cara para mirar a su esposa sonreír.

-Um... Lo que digas, papá. -murmuró Louis con los ojos cerrados.

-Ow, mi Omega bebé. -. Daniel lo abrazó por la cintura-. Te amo, cachorro.

-Te amamos. -corrigió Noa, dejó un besito en la frente de su hijo y se levantó del sillón.

-Los amo también... -. La voz de Louis salió débil, casi siendo un sollozo, lo que llamó la atención de ambos Alfas-. No quiero irme nunca.

Louis se acomodó en el brazo de su padre, aun con los ojos cerrados. Daniel se separó con delicadeza y se levantó. El Omega tardó unos segundos en abrir los ojos, encontrándose con sus padres mirándolo con las cejas alzadas.

-¿Qué pasó, cielo? -preguntó Daniel.

-Nada...

-Louis William Payne, ¿qué te pasó? -. El Omega se hizo pequeño en el sillón, su madre había puesto una mano sobre su cadera.

-Yo- Yo creo que encontré a mí Alfa. -musitó desviando la mirada. Los Alfas jadearon y se arrodillaron cerquita de él.

-¿Qué sientes con eso? -preguntó Noa con suavidad. Los ojitos azules del Omega se llenaron de lágrimas.

-Miedo. -sollozó-. Ella-

-Justine no existe más. -gruñó Daniel viendo a Louis-. Eres nuestro, cachorro. Nuestro hijo, no de ella. -. Louis asintió con un puchero.

-Estamos aquí, tesoro. -. Noa levantó las manos de su hijo y las besó-. Tienes que seguir adelante, forma una familia, cachorro.

-Solo quiero dormir. -. Louis jugó con sus dedos-. ¿Puedo quedarme aquí unos días?

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El timbre sonó.

Harry suspiró, se colocó su mochila y caminó hasta la puerta. Alatz corrió, llegando primero, poniendo su manito en la puerta, saltó emocionado.

-¿Mami? -preguntó con sus ojitos brillando-. ¿Mami ya vino?

Harry hizo una mueca y, muy a su pesar, negó. Miró el puchero de su bebé, quien salió corriendo en dirección contraria.

El Alfa suspiró, no sabía cuantas veces lo había hecho ese día. Acomodó su mochila, abrió la puerta cuando el timbre volvió a sonar.

-Hey, Harry. -saludó Becky, la niñera de su hijo, Harry se hizo a un lado dejándola pasar.

-Hola, Becky. Voy tarde. Um, ¿le das un besito por mí? -. La Omega asintió con una sonrisa y saludó con su mano antes de cerrar la puerta.

Alatz se asomó, viendo a su niñera en la puerta. El no quería a esa Omega en su casa, ¿por qué papá tenía que trabajar tantas horas?

Alatz I ||Larry Stylinson|| OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora