Su madre estaba sentada de un lado de la cama, pegada a la orilla. Agatha se encontraba junto a la cabecera de barrotes de metal viendo cómo los recuerdos mataban y añoraban a su progenitora.
—Lo amaba con la misma intensidad con la que el Sol llena a las flores en primavera... —ni siquiera ella era capaz de mirar a su hija a los ojos. —Y él... —sonrió nostálgica. —Él me amaba, claro que lo hacía.
—¿Qué sucedió? ¿Por qué no estás con él? O acaso... ¿es mi padre?
—No. No es tu padre. —tensó la mandíbula. —Nuestro amor era imposible.
—¿Qué edad tenías cuando te enamoraste? —preguntó tratando de buscar la mirada de su madre.
—19 años.
Agatha realizó cuentas en su cabeza y algo no cuadraba, y como si su madre leyera sus pensamientos le respondió.
—Ya era esposa de tu padre. Lo sé. Y aun así me enamoré.
—¿Porqué era imposible?
—Yo, como dije, era una mujer callada. Y él... él sólo era el chófer que mi suegro contrató para mí, porque mi esposo estaba bastante ocupado en su carrera para poder llevarme a los lugares que necesitara. —su madre se mordió el labio y Agatha observó como aquella mujer de hierro se desmoronaba en lágrimas. —Lo amaba más que al dinero que la familia de tu padre nos daba, más que a nadie. —hizo una pausa. —Cuando comenzó a trabajar para mí fue siempre muy respetuoso, tanto que me cautivaron sus atenciones formales. Después le pedí rompiera esa barrera laboral, poco a poco fuimos más y más íntimos. Compartíamos la mesa en el desayuno y la comida, veíamos amanecer y anochecer en un bosque cercano. Salíamos y parecíamos adolescentes.
—Pero lo eras, madre... Solo una muchachilla casada.
—Él era un hombre, tenía 28 cuando lo conocí. Fingí ir a buscar a mi madre 4 días, para poder escaparme con él unos días. Fui su mujer y lo agradecí. Yo era una niña insegura y él un hombre experimentado... —Agna dirigió por primera vez su vista a su hija. —Jamás me hizo sentirme así, con él era su mujer, una que él amaba de pies a cabeza. Nunca quiso hacerme sentir tonta por cosas que no sabía, se tomaba el tiempo de enseñarme y amarme al mismo tiempo. Eso era mi amor. Uno vago y valioso. Uno que me dejó vacía...
—¿Por qué no huiste con él? Serías feliz...
—Tu padre no era idiota. Claro que él sabía que yo amaba a mi chofer, pero lo que le dolió era que mi amor era correspondido. Sí solo un corazón ama, la herida sana. Pero si son dos corazones, se desangran. Volví de ese viaje con "mi madre", tu padre se encerró en su oficina con él. Incluso cuando tu padre era menor, logró amenazarlo. Lo alejó y lo hizo permanecer lejos de mí. —un escalofrío recorrió el cuerpo de Agatha al oír la garganta de su madre cerrarse. —Me escribía cartas, todos los veranos. Quería huir y estaba dispuesta.
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||Refugiados|| [TERMINADA]
Teen Fiction1939. - ¿Por qué a nosotros? ¿Qué le hicimos al mundo? - Me temo que el mundo así funciona, principessa. Sí, así funciona. Te conviertes en la presa de aquellos que escriben la historia a su beneficio. Un soldado no elegido, obligado. Alemanes vs. J...