𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒐𝒍𝒐 𝟏𝟎

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Wannsee, Berlín, Alemania, 1939

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Wannsee, Berlín, Alemania, 1939.

Ella no tenía idea, de que la barrera espacio-tiempo se pudiera romper con el roce de unos labios, hasta ese día. No sabía dónde colocar las manos hasta que encontraron un lugar sosteniendo los brazos de Giánni. Mientras que él coloco su mano en la mejilla con pecas de la chica. No era un beso apresurado, al contrario, fue el más lento posible. No necesitaban correr para disfrutar y conservar ese momento, nada estaba escrito y ellos lo hacían ver fácil. No se sabe con exactitud cuanto tiempo fueron uno solo, pero cuando se separaron ambos notaron un brillo distinto en sus miradas.

–Agatha Neumann, ¿me harías el honor de convertirte en mi novia?

–Sí, Giánni. Quiero serlo.

Jamás planearon ese momento, pero era el indicado. Ella salió del shock del primer beso para abrazarlo fuerte y respirar plenamente su loción. Levanto la mirada y noto que no era necesario comprar cosas ostentosas o algo parecido. Él le había regalado el momento más especial de su vida y tal vez no lo sabía.

–Ya partirá el último tren, debes irte. –Se separaron- Te veo mañana, ¿está bien, novia?

–Está perfecto, novio.

Ella se encamino al tren, viendo como él desaparecía entre las gotas de lluvia. Todo el camino suspiro de solo recordar el beso, y la sonrisa que mantenía en el rostro le decía al mundo que no había mejor momento. Al llegar a la estación, notó que estaba el chofer de su casa esperando fuera.

Pero, yo no les dije que llegaría tarde...

Todas sus dudas se despejaron cuando vio a su hermano caminar al auto, tenía puesto ropa de civil, cosa extraña en él. Se acercó antes de que se subiera y lo toco del hombro.

Schwester1, ¿Qué haces aquí? Sube al auto, está lloviendo.

En el camino, se limitó a decir que al día siguiente recibirían visitas.

– ¿Estabas con Giánni?

– ¿Cómo sabes?

– Agatha, te conozco de toda tu vida. Y sé que ese chico no solo es tu amigo. Tan solo, Adalia o yo lo mencionamos y tu expresión cambia. Y es para bien, me alegra que tengas a alguien en tu vida.

–Es mi novio.

– ¿Tu qué?

–Novio. –sonrió ampliamente y su hermano solo asintió-

–Si él te hace feliz, adelante.

Adalia y Herman ya lo conocían, pues en varias ocasiones la llevaron a la escuela y tuvieron la oportunidad de convivir un poco con él dándose cuenta porque su hermana lo apreciaba tanto. A sus ojos, era un chico que pensaba igual que Agatha, solo que del otro lado de la moneda. Alguien que tenía claro que quería en su vida y que estaba dispuesto a perder con tal de obtenerlo.

||Refugiados|| [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora